Los lavados nasales: qué son y cuándo deben realizarse

El lavado nasal es una maniobra para eliminar el exceso de moco del bebé o niño pequeño cuando este le dificulta la respiración. Durante los meses de invierno, cuando más predominan los catarros y la gripe, y por consiguiente la congestión nasal, es la época que más se necesitan.

Aunque parece algo sencillo de hacer, puede ser una tarea difícil para muchos padres, sobre todo cuando hay que hacérselo a un bebé. Desde la Sociedad Valenciana de Pediatría (SVP) ofrecemos una serie de recomendaciones para padres y madres sobre cómo y cuándo hacer los lavados nasales.

En qué consiste un lavado nasal

Es una práctica que hay que realizar a los bebés cuando tienen demasiados mocos ya que no saben respirar por la boca, y cuando se les tapona la nariz dificultan su respiración. Se trata de introducir suero fisiológico, o una solución salina, por cada uno de los orificios de la nariz, para expulsar el moco.

El modo de hacerlo es lo que puede estresar, y mucho, a cualquier padre o madre ya que los bebés más pequeños suelen llorar mucho durante esta práctica. Esto se suma a que controlar los movimientos de la cabeza también puede resultar difícil.  Algunos consejos sobre cómo hacerlo de forma correcta:

  • Tumbar al niño boca abajo o hacia arriba, como mejor se apañen los padres, y girarle la cabeza hacia un lado. Hay que sujetársela para que no la eche hacia atrás.
  • Aplicar el suero fisiológico en el orificio que queda mirando al techo. Hay que hacerlo sin dudar para que el flujo de suero entre bien y con la suficiente fuerza.
  • Parte de las secreciones se expulsarán y otra parte se las tragarán, que por otro lado, es normal. Una forma más sencilla es sentarles tras inyectarles el suero, así se expulsa mejor.
  • A continuación, hacer lo mismo con el otro orificio.

Hay que tener en cuenta que el moco en sí mismo no es algo malo, es natural y protege las fosas nasales, por lo que no es necesario realizar esto hasta eliminarlo completamente, solo hasta que el pequeño pueda respirar con normalidad.

¿Se pueden usar aspiradores de secreciones?

Los aspiradores utilizados para succionar el moco es mejor utilizarlos lo menos posible, tan solo cuando el exceso es notable. La fuerza de succión que tienen incomoda mucho, en especial a los más bebés, además de correr más riesgo de resecar demasiado la nariz. Lo más recomendable es emplear el suero fisiológico o la solución salina elegida en el formato que sea más cómodo, bien en spray o bien en forma de mono dosis. En cuanto a la cantidad, lo ideal es entre 1,5 y 2 ml en cada orificio nasal en el caso de los bebés y aumentar hasta 5 en niños más mayores.

Desde la SVP se recuerda que es común que tras esta maniobra el niño estornude o se trague algo de mucosidad junto con el suero, pero no hay por qué preocuparse. Así mismo, se enfatiza en que tampoco hay que hacer lavados nasales cada vez que tenga mocos o esté un poco resfriado, solo cuando se aprecie que el niño está incómodo y respira con dificultad.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *