El 8% de los niños españoles van al colegio sin haber desayunado y, de los que lo toman, solo el 7,5% lo hace de forma equilibrada incluyendo leche, fruta o zumo e hidratos de carbono, según datos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Desde este organismo oficial, se advierte de que saltarse esta comida o realizarla de forma escasa puede aumentar el riesgo de padecer obesidad, incluso influir en la capacidad de atención y en el rendimiento escolar del niño. En la Sociedad Valenciana de Pediatría, en línea con las recomendaciones del Ministerio y de otras sociedades científicas, hemos elaborado un listado de claves para que la población infantil tenga un desayuno saludable:
- El desayuno debe cubrir el 25% de las necesidades nutritivas del menor. Hay que intentar que sean variados y no repetir todos los días lo mismo. Las recomendaciones se basan en tres componentes fundamentalmente: un lácteo como base (puede ser un vaso de leche o un yogur); hidratos de carbono, con escasa proporción de alimentos ricos en lípidos (cereales o galletas integrales sin azúcares añadidos, pan o repostería casera, de forma ocasional) y frutas o zumo de fruta fresca. Se podría complementar en algunas ocasiones con alimentos proteicos como jamón o huevo, dependiendo de la energía que se consuma en la jornada y, aunque la leche ya lleva grasa, podría incluirse también algo de aceite o margarina para incorporar al pan.
- Introducir los alimentos en su justa medida y escalonados: tan importante es el qué se come como el cuánto. Se deben ajustar las cantidades a la edad del niño y, en caso de que no exista la costumbre de incorporar los alimentos anteriormente citados, ir introduciéndolos poco a poco y día a día para que el pequeño se vaya acostumbrando.
- Se debe evitar el consumo de alimentos menos apropiados y que contribuyen a la aparición de sobrepeso y obesidad: dulces, bollería industrial, pastelería, chocolates, postres comerciales o zumos industriales. En general, se debe restringir el consumo de productos manufacturados, pues contienen elevadas cantidades de grasa total y saturada, así como azúcares, colesterol, energía o sal.
- Animar a los niños a colaborar: en la medida de lo posible, es mejor hacerles partícipes de la preparación no sólo del desayuno, sino de todas las comidas en general. En este caso concreto, al menos los fines de semana, pueden hacer el zumo, preparar las tostadas o poner la mesa.
- Hay que darles tiempo: es necesario dedicar entre 10 y 15 minutos a desayunar, sentados en la mesa y a ser posible en familia. Es importante que el niño esté tranquilo por lo que conviene, si es un día de colegio, despertarle con suficiente antelación.