La importancia de tener un buen descanso nocturno es más que conocida. Durante la noche se produce la regeneración de nuestro organismo para poder afrontar por el día todas las tareas y actividades que se llevan a cabo. Pero si para los adultos es básico para mantener una buena salud, más aún lo es para los niños. Cuando son recién nacidos, necesitan dormir, de media, unas 17 horas diarias para su correcto desarrollo y, cuando crecen, deben descansar entre 10 y 12 horas.
Sin embargo, no siempre se dan las circunstancias para que el niño descanse de forma correcta. Hay que tener en cuenta que desde que nacen pasan por distintas etapas de sueño como parte de su desarrollo y que pueden tener altibajos, lo que si es cierto es que si se mantienen una serie de hábitos se contribuirá a favorecer la conciliación y el sueño reparador. Por otro lado, pueden padecer alguna afección o dolencia. El caso es que no dormir o dormir pocas horas puede tener consecuencias en la salud de los niños, como irritabilidad, limitación de la capacidad de aprendizaje o, incluso, problemas de obesidad. Con motivo del Día Mundial del Sueño, que se celebra el tercer viernes de marzo, en la Sociedad Valenciana de Pediatría hemos elaborado un listado de consejos para mantener una buena higiene del sueño en la infancia:
- Poner en práctica una rutina. Los padres deben establecer un horario para que los niños se vayan a la cama todos los días a la misma hora. De esta forma, se acostumbrarán y habituarán al cuerpo a dormir cuando llegue ese momento, fijando una rutina.
- Establecer un ritual. Como complemento al hábito de acostarse siempre a la misma hora, es bueno crearles un ritual en los momentos previos a dormir. Así, fijarles rutinas fijas como ducharse, cenar, leer un cuento e irse a la cama, por ejemplo, son tareas que le facilitarán el sueño, porque el niño las asocia sabiendo que, una vez realizadas, deberá dormirse.
- Buen ambiente para dormir. La habitación donde descanse el bebé o el niño debe ser un lugar tranquilo y relajante, que no le altere a la hora de dormir. Así, debe procurarse la mínima luz posible y esta debería ser cálida y no luz azul-blanca, una temperatura agradable y sin ruidos. En cambio, para las siestas, no es bueno acostumbrar al niño a descansar de la misma forma que por la noche. Por ello, se aconseja que aprenda a dormir con los ruidos que se producen de forma habitual en una casa. Además, el niño deberá utilizar ropa de cama cómoda.
- Evitar o limitar la televisión y los videojuegos. Tanto la televisión como los videojuegos y, en definitiva, cualquier dispositivo electrónico, pueden sobreactivar a los niños, debido a la luz que desprenden estos aparatos. Por ello, lo mejor es que no los utilicen, al menos, una hora antes de acostarse, para evitar que les afecte al descanso.
- Cenar ligero. Es importante mantener una buena alimentación durante todo el día pero, para la cena, más aún. Los alimentos que los padres deben dar a sus hijos deben ser ligeros y saludables, con el fin de que no dificulten su descanso. Tampoco deben acostarse justo después de cenar, conviene esperar unas dos horas.
- Favorecer una mañana activa. Procurar favorecer la exposición a la luz a primera hora de la mañana así como un desayuno equilibrado, en horario regular y en un ambiente bien iluminado. La mañana activa e iluminada prepara para un buen descanso nocturno.