La vuelta al cole supone también el momento de prestar atención a la salud de los niños, sobre todo en lo referido a las vacunas. Es conveniente que en el inicio del curso escolar se revisen las cartillas y calendarios de vacunación para no tener ningún descuido que pueda incrementar el riesgo de enfermedades en los niños. En los últimos meses se ha vivido un repunte del sarampión en Europa, una enfermedad que, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se había conseguido frenar su incidencia. Parece que el auge del movimiento antivacunas está contribuyendo a este brote, por lo que desde la Sociedad Valenciana de Pediatría (SVP) se recuerdan los beneficios contrastados científicamente y avalados de las vacunas y la importancia y trascendencia que tienen estas para la población.
Por ello, se resumen en cinco las razones por las que se debe vacunar a un hijo, sin ningún género de dudas y avaladas por la Organización Mundial de la Salud:
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Las vacunas son seguras y no causan autismo
Los mitos sobre los supuestos peligros derivados de las vacunas llevan años extendiéndose, pero las evidencias científicas señalan que son más beneficiosas que perjudiciales. Superan un férreo sistema de evaluación y pruebas sanitarias antes de destinarse a la población.
Las vacunas son testadas de forma rigurosa en los laboratorios antes de ver la luz. En la actualidad se utiliza la ingeniería genética para su elaboración, lo cual las hace todavía más seguras y eficaces. El estudio de su evolución, su eficacia y su forma de administración lleva años, no es una cosa improvisada. Cuando llegan a los sistemas de salud han pasado unas pruebas y estándares que acreditan su valía, de lo contrario, no se aprueba su uso. Los efectos que pueden ocasionar son molestias leves como el enrojecimiento de la zona donde se ha puesto la inyección, en cambio, el precio de no ponérsela puede resultar muy caro.
La relación entre vacunas y autismo es uno de los mitos de salud más nocivos y a la vez más extendidos. Gran parte del movimiento antivacunas basa su rechazo a este medicamento en esta creencia, que comenzó con un estudio del año 1998 el cuál ha sido considerado por la ciencia como fraudulento. De hecho, investigaciones posteriores, con una muestra mucho más amplia y los procedimientos y análisis adecuados y validados, han confirmado que no existe relación alguna entre autismo y vacunas.
Las vacunas salvan vidas
Vacunar a los niños aumenta su esperanza y calidad de vida. Administrar a los bebés las vacunas estipuladas en el calendario de vacunación infantil refuerza su sistema inmunitario para que, enfermedades graves como la tosferina o la polio, entre otras muchas, no sean mortales y sus defensas les puedan hacer frente en caso de contagio.
Al administrarles la vacuna, lo que se les inyecta es una cantidad pequeña y segura del germen o microbio pero con carga suficiente para que el organismo genere una respuesta inmune, la creación de anticuerpos para combatir a ese “enemigo”. Con esto se consigue que el cuerpo reconozca a ese patógeno en el futuro si se está expuesto y se pueda combatir de forma eficaz.
Las vacunas ayudan a erradicar y controlar enfermedades graves
La poliomelitis, la viruela o la rubéola, entre otras patologías, causaron muchas muertes durante décadas, y gracias al avance de la medicina y a la creación de vacunas, se han logrado prácticamente erradicar. Un gran número de enfermedades graves siguen muy presentes en la sociedad, pero debido a la acción preventiva de las vacunas, apenas se oye hablar de casos mortales, especialmente en los países desarrollados.
Al lograr unas tasas de vacunación altas, se logra reducir la mortalidad de enfermedades infecciosas peligrosas y se evitan contagios o brotes masivos. Ese pequeño pinchazo protege a los niños el resto de su vida, aunque es necesario cumplir las dosis de refuerzo de determinadas vacunas para conseguir un nivel de anticuerpos óptimo.
Las vacunas mejoran la salud colectiva
Cuando se vacuna a un niño no solo se está apostando por su propia salud y bienestar, sino que se ayuda a incrementar la salud o inmunización colectiva. Las regiones con un mayor índice de vacunación son las que menos tasas de mortalidad presentan de enfermedades peligrosas.
Existe el pensamiento de que para las enfermedades ya erradicadas o que se originan en otros países, no es necesaria su vacunación, pero es un grave error. Como se ha mencionado antes, la inmunización colectiva es importante, especialmente en la actualidad en la que el mundo está interconectado. El tráfico de personas que viajan de todas partes del mundo ha crecido exponencialmente, por tanto, es más fácil que los virus viajen de un lado a otro del planeta, y la mejor forma de hacerlos frente es prevenir mediante la vacunación.
Las vacunas ayudan a prevenir ciertos tipos de cáncer
El cáncer es una de las principales causas de mortalidad en todo el planeta, según los datos de la OMS. Existen multitud de tipos de cáncer, y con las vacunas puede prevenirse el desarrollo de algunos. Destacan la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (HPV) y contra la hepatitis B.
La primera ayuda a reducir el riesgo de cáncer de útero y orofaríngeo, que han aumentado su incidencia en las últimas décadas. Desde que existe la vacuna contra el HPV, su objetivo principal eran las niñas antes del comienzo de su actividad sexual, entre los 12 y 13 años, pero es recomendable que esta vacuna también se la pongan los varones ya que, además de contagiarse y transmitir el virus, el cáncer orofaríngeo y de genitales afecta a los dos sexos.
En cuanto a la vacuna de la Meningitis B, previene el desarrollo del cáncer de hígado, uno de los efectos habituales de este virus.
La Asociación Española de Pediatría (AEP) confirma que la cobertura de vacunas en los niños y niñas de España es excelente y están bien protegidos. Es importante cumplir siempre con el calendario de vacunación de cada Comunidad para garantizar la protección eficaz.