La dermatitis atópica (DA) es una enfermedad crónica de la piel con gran incidencia en la infancia, pues se calcula que alrededor del 25% de los niños la padece. Cuando el pediatra confirma el diagnóstico, a muchos padres les asaltan las dudas sobre cómo afecta a la vida del bebé, qué cuidados requiere, si tiene cura…Con motivo del Día de la Dermatitis Atópica, que se celebra el 27 de noviembre, la Sociedad Valenciana de Pediatría (SVP) responde a las dudas más habituales sobre el tratamiento de esta patología.
Lo primero que recomiendan desde la SVP tras el diagnóstico, es que los padres no se alarmen. La dermatitis atópica es una afección que incide más en los primeros años de vida, pero suele tener buena evolución. En el 50% de los casos desaparece a los tres años, y en el 75% lo hace antes de llegar a la adolescencia. Siguiendo los consejos y el tratamiento estipulado por el pediatra, los síntomas pueden controlarse.
¿Cuáles son los síntomas de la dermatitis atópica?
Los síntomas suelen producirse de forma simultánea, aunque en ocasiones, alguno puede predominar sobre el resto. Los principales son:
- Eccema: se trata del enrojecimiento, irritación e inflamación de la piel así como la aparición de vesículas que, si se rompen por el rascado, pueden segregar líquido y se infectan.
- Prurito: es el picor intenso característico y propio que diferencia a la dermatitis. En algunos casos puede ser tan intenso que afecta al sueño del bebé
- Xerosis: sequedad y aspereza de la piel al tacto.
Qué tratamiento es el más adecuado
La dermatitis atópica es una patología con un grado de intensidad variable ya que los brotes no aparecen siempre de la misma forma. Por eso es importante saber valorarla bien para aplicar el tratamiento adecuado. También influye la edad, por lo que la DA puede diferenciarse en tres etapas: la fase del lactante, la fase infantil y la del adolescente-adulto. En cada etapa aparecerán las lesiones en unas zonas características, aunque el tratamiento siempre será el mismo.
Los bebés con DA necesitan hidratación diaria de su piel, una higiene adecuada y evitar que tengan contacto con agentes irritantes. Hay que evaluar el estado de la piel antes de aplicar las cremas, pomadas o lociones para no empeorar su estado. Cuando no hay lesiones y solo tienen la piel seca, es cuando necesitan hidratación. En este sentido se ha demostrado que el uso de cremas emolientes puede proteger la barrera cutánea y mejorar o incluso prevenir la dermatitis atópica. El momento idóneo para aplicarle la crema hidratante es después del baño,con la piel del niño todavía húmeda, pero se le puede administrar en cualquier momento del día. Si ya tiene eccemas u otro tipo de lesiones cutáneas derivadas de un brote, no hay que aplicar este tipo de crema ya que entonces resulta perjudicial.
En esos momentos, cuando la dermatitis está activa, el pediatra puede pautar la aplicación de los corticoides. Estos fármacos se utilizan cuando la piel no está sana, durante un breve periodo de tiempo, para acelerar la reducción de los síntomas. Aunque es una medicación que como todas puede tener efectos secundarios, los beneficios antiinflamatorios son mayores, pero siempre debe estar controlada por el pediatra.
¿Conviene que dejar de darles algún tipo de alimento?
La eliminación de alimentos solo es necesaria cuando existe un diagnóstico confirmado de alergia alimentaria. Si el especialista ha confirmado que el bebé tiene dermatitis atópica, la alimentación no debe variar.
En definitiva, para un buen cuidado de los bebés con DA, hay que asegurarse de que tienen la piel hidratada, utilizar prendas de algodón en lugar de sintéticas o de lana y evitar que se rasquen. Cuando son muy pequeños lo hacen de forma instintiva, por lo que es aconsejable cortarles las uñas con frecuencia y comprobar que están limpias para prevenir que se hagan heridas y se infecten. En cuanto a los baños diarios, mejor que sean cortos, en agua templada y con aceites de baño específicos para pieles atópicas.