Mantener una alimentación adecuada, con todos los nutrientes fundamentales para el desarrollo físico e intelectual, es un factor determinante en la vida de los niños. Por ello, con motivo de la celebración del Día de la Alimentación que tiene lugar el 16 de octubre, desde la Sociedad Valenciana de Pediatría (SVP) queremos destacar la importancia de ingerir una cantidad suficiente, saludable y equilibrada de nutrientes en todas las etapas de la infancia y la adolescencia.
En el caso de la Comunidad Valenciana, la alimentación de los menores se ha convertido en un importante problema de salud. Tanto es así que uno de cada tres menores en la región padece sobrepeso u obesidad por mantener una dieta desequilibrada y poca actividad física, mientras que el 11% está por debajo del peso recomendado, según la última Encuesta Nacional de Salud. Al igual que en otras comunidades, otros países de nuestro entorno y prácticamente a nivel mundial, la obesidad es considerada ya varios años una pandemia.
Hay que destacar, como hechos negativos, que en torno al 70% de los menores de 15 años no consume a diario verduras ni hortalizas, y la mitad de los menores toma snacks procesados, dulces y bebidas azucaradas todos los días, según los datos recogidos por la Generalitat Valenciana.
Dieta variada para el desarrollo de los niños
En este sentido, es muy importante mantener una dieta adecuada que aporte todos los nutrientes necesarios para el correcto desarrollo físico e intelectual de los niños y adolescentes. Así, mediante una alimentación variada, especialmente rica en frutas, verduras y hortalizas, con la cantidad suficiente del resto de grupos de alimentos, se previene la aparición de enfermedades, se potencia el trabajo del sistema inmune y se mantiene la salud con la adquisición de nutrientes tan esenciales como el hierro, el calcio, la vitamina C, entre muchos otros.
Lo más adecuado para conseguir la ingesta equilibrada de todos estos nutrientes es que los niños y niñas realicen cinco comidas diarias, como son el desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena, evitando en lo posible los productos procesados y favoreciendo el consumo de productos frescos de temporada. Con este reparto de comidas, los menores no sentirán hambre a deshoras y se controla la ansiedad alimentaria que suele saciarse con bollería, dulces o bebidas azucaradas.
En el caso concreto de los menores, todas estas comidas son importantes, y una de las que más el desayuno, ya que es la primera comida del día y la que más aporta los nutrientes requeridos para un buen rendimiento académico. Así, un desayuno ideal está basado en lácteos, cereales o pan integrales, con fruta o verduras como el tomate, aunque no necesariamente debe ser así de completo todos los días. Hay múltiples variaciones entre estos productos para elegir desayunos variados y apetitosos.
Entre otros consejos, se recomienda una media de cinco piezas al día entre frutas y verduras. El agua debe ser la bebida preferente e imprescindible. No más de medio vaso o un vaso diario de zumo natural y evitar los industriales. Dos raciones de leche o lácteos saludables al día son también recomendables. Además, es preferible que las carnes y los pescados se cocinen con métodos más saludables, como la plancha, el horno, por cocción o al vapor, evitando abusar de las recetas basadas en fritos, empanados y rebozados. Así, seguir una dieta mediterránea es uno de los mejores modelos alimentarios para obtener todos estos beneficios.
En este sentido, también es conveniente reducir los productos basados en grasas saturadas, las bebidas azucaradas, los dulces y los aperitivos, ya que son factores de riesgo para la aparición de la obesidad.
Conductas en la comida y ejercicio físico
Por otro lado, tan importante como la alimentación es la ingesta correcta de los alimentos. Por ello, cada comida debe realizarse sentado en la mesa, en familia siempre que sea posible, masticando de forma correcta y despacio para que los alimentos lleguen bien triturados al sistema digestivo y contribuir a la sensación de saciedad. Además, es preferible comer sin televisión u otras distracciones, con el objetivo de que los menores sean conscientes de lo que comen.
No hay que obligar a los niños a comer sin hambre. Según la Asociación Española de Pediatría, lo más conveniente es que los niños decidan “cuánto quieren comer, y que es mejor ofrecer que obligar. Los niños comen la cantidad que necesita su cuerpo, no la que nosotros queremos. La comida no es un castigo; ni tampoco debería ser un premio”, detallan.
Además de mantener una correcta alimentación, para un correcto desarrollo, fortalecer el sistema musculoesquelético y evitar enfermedades como la obesidad, todos los niños deben llevar una vida activa con al menos una hora diaria de actividad física de cierta intensidad.
Gracias a estas pequeñas pautas, mantendrán una dieta sana, equilibrada y saludable, fundamental para su crecimiento y desarrollo y que evitará la aparición de múltiples enfermedades.