La parotiditis o paperas es una enfermedad vírica contagiosa producida por el paramixovirus. Los pediatras de la Sociedad Valenciana de Pediatría nos explican los síntomas de las paperas y cómo se pueden tratar y prevenir.
Su contagio produce la inflamación de las parótidas, es decir, las principales glándulas productoras de saliva, situadas a ambos lados de la cara, debajo de las orejas y al lado de los ángulos mandibulares. Es por ello por lo que la hinchazón de esta zona del rostro es la imagen más conocida de las paperas. Junto con la inflamación de las glándulas salivales también pueden aparecer otros síntomas: dolor al masticar o tragar, fiebre, dolores musculares y de cabeza, debilidad y fatiga.
La parotiditis es una enfermedad más típica de la edad escolar, entre los 5 y los 14 años, pero se puede contagiar también a adultos. Hay que saber que muchas personas infectadas con el virus de las paperas no presentan ningún síntoma o son muy leves. Las paperas se pasan muy fácilmente de persona a persona por la saliva, la tos y los estornudos. El periodo de contagio se inicia desde uno o dos días antes de la inflamación de las glándulas.
En el momento del diagnóstico, aunque los síntomas son muy característicos y no suele haber dudas, el pediatra puede solicitar un análisis de sangre, de orina o la recogida de muestras de la faringe para confirmar la presencia del virus y mantener activa la vigilancia epidemiológica.
Un tratamiento sintomático
De forma general, el tratamiento contra la parotiditis se basa en la administración de fármacos para reducir sus síntomas: analgésicos-antitérmicos. Se recomienda también evitar los alimentos ácidos ya que favorecen la salivación y beber abundantes líquidos. Es importante que el niño o adulto infectado permanezca en casa hasta 5 días para evitar la propagación del virus.
Suele ser una enfermedad leve, de unos 7 días de duración, que no deja secuelas. Sin embargo, en ocasiones puede complicarse y provocar la inflamación de alguna otra parte del cuerpo. Los pacientes pueden desarrollar meningitis aséptica (en principio de menor riesgo) o la inflamación del páncreas o de los testículos. Esta última, conocida como orquitis, suele ser muy dolorosa para los jóvenes, pero el riesgo de que desemboque en esterilidad masculina es muy bajo, aunque la inflamación afecte a ambos testículos.
La vacunación es la herramienta más eficaz contra la parotiditis
Actualmente la mejor forma de prevenir las paperas es vacunando a los niños. La vacuna contra la parotiditis se administra junto con la de la rubeola y el sarampión, la conocida como vacuna triple vírica. Se deben poner dos dosis para que sea efectiva, la primera a los 12 meses y la segunda dosis generalmente entre los 2 y los 4 años. En esta segunda dosis se puede aplicar la vacuna tetravírica, que incluye protección frente a la varicela. Esta es la pauta que recomienda la Asociación Española de Pediatría (AEP) en todos los calendarios infantiles españoles.
Así, debido a la implantación de la vacuna triple vírica hace varias décadas, se ha aumentado la edad de mayor prevalencia de las paperas. Actualmente la mayoría de los casos se dan en adolescentes y adultos jóvenes, que generalmente están incorrectamente vacunados.
La vacuna triple vírica es muy segura y eficaz. Induce defensas contra el virus en alrededor del 95% de las personas en quienes no ha habido un contacto previo con este patógeno. Por lo general no suele desencadenar efectos secundarios más allá de una leve erupción cutánea o fiebre moderada de escasa duración entre 5 y 15 días después de la vacunación.
En caso de que se produzca un brote esporádico de paperas, las Autoridades Sanitarias pueden recomendar la administración de una tercera dosis como medida de prevención. Además, los pediatras recomendamos aprovechar cualquier coyuntura epidemiológica que implique al sarampión, la rubeola o las paperas para revisar el cumplimento del calendario de vacunación en niños mayores de 2-3 años, actualizando las dosis en caso necesario.