La pandemia de la COVID-19 ha trastocado la vida que conocíamos al tratarse de una crisis sanitaria, económica, social y política sin precedentes. Y en particular, ha afectado a las personas con pérdida auditiva. La sordera se considera una discapacidad invisible y en estos meses ha quedado aún más claro este hecho.
Casi un millón de españoles tienen algún tipo de discapacidad auditiva. La Confederación Española de Familias de Personas Sordas (FIAPAS) indica que cinco de cada mil recién nacidos padecen sordera en algún grado, lo que en España supone la cifra de 1.890 niños con afecciones auditivas cada año. Además, el 80% de las sorderas infantiles están presentes desde el nacimiento.
Por otro lado, el 95% de los niños sordos nacen en el seno de familias oyentes, por lo que su lengua materna es el lenguaje oral de su entorno. Para ellos, el uso obligatorio de las mascarillas y otras medidas de seguridad suponen una gran dificultad comunicativa que imposibilita su plena inclusión.
Esto se debe a que, para los niños con pérdida auditiva, la lectura labial se convierte en una herramienta imprescindible para su comunicación, con ayuda de audífonos o implantes cocleares. De hecho, solo el 8% de los españoles considera el lenguaje de signos su lengua materna. El uso obligatorio de mascarillas les impide entender lo que sucede a su alrededor y les obliga a un aislamiento social que puede provocar tristeza, ansiedad, depresión, y otras patologías relacionadas con la salud mental. Un estudio publicado en BMC Psychiatry asegura que el 37% de los adolescentes con pérdida auditiva presentó algún trastorno relacionado con ansiedad, siendo mayor el porcentaje en los sordos (60,9%) frente a los que solo presentaban déficit auditivo (21,2%).
Medidas anticovid y audición
Sin embargo, no solo las mascarillas opacas inciden en la mayor dificultad de comunicación de estos niños. También lo hacen otras medidas anticovid. Así, la ventilación aumenta la contaminación acústica; la distancia de seguridad empeora la capacidad auditiva, ya que con cada metro de separación se pierden 6 decibelios; también las mamparas dificultan la calidad de la información recibida a través del canal auditivo porque interfieren en el volumen e inteligibilidad del habla.
Otra de las dificultades a las que han debido enfrentarse ha sido a la enseñanza online, tanto durante el confinamiento doméstico generalizado, como en los casos en los que haya sido confinada su clase este curso. El uso de vídeos sin subtítulos, la ausencia de intérpretes de lengua de signos y la mayor dificultad para leer los labios del profesor ha generado muchas desigualdades educativas frente a los compañeros oyentes.
Soluciones de mejora: Las mascarillas transparentes
Pero, sin duda, las mascarillas son el gran obstáculo con el que se encuentran estos niños. Además de impedir leer los labios del interlocutor, el uso de las mismas distorsiona la sonoridad e inteligibilidad del habla, lo que obliga al oyente a vocalizar mejor y utilizar todo el cuerpo para hacerse entender. Por ello, distintas organizaciones han solicitado al Gobierno la homologación de las mascarillas transparentes, interesante recurso ya que permite visibilizar en todo momento la boca. El pasado mes de febrero, el Ministerio de Consumo dio el visto bueno a la homologación de las mascarillas higiénicas transparentes, tras una recogida de firmas (más de 100.000) puesta en marcha por Marcos Lechet, sordo desde los 5 años, y activista por la inclusión del colectivo de personas con discapacidad auditiva.
Estas mascarillas deben de cumplir una serie de requisitos para su comercialización. La normativa regula las características técnicas, que inciden en garantizar la correcta visualización de los labios y establecen una serie de excepciones para el filtrado, siempre que se indique en la etiqueta y supere la evaluación de riesgos, garantizando una adecuada respirabilidad y protección.
Actualmente, solo una empresa en España ha recibido la homologación y ha comenzado su producción y comercialización. A pesar de conseguir la comercialización de las mascarillas trasparentes homologadas, debemos señalar que el beneficio de este recurso sólo será posible si su uso se extiende a cualquier contexto comunicativo con los niños sordos. De ahí la conveniencia de su uso en colectivos como maestros, pediatras, logopedas, comerciantes…o cualquier otra persona con un contacto asiduo con estos niños.