Los niños están más expuestos a los efectos dañinos del sol en su piel. Con el verano ya instalado, es el momento de recordar cómo se deben utilizar los protectores solares para evitar quemaduras que pueden ser muy molestas y tener graves consecuencias en la salud futura. En la infancia, la piel no ha completado su desarrollo y no tiene los mecanismos de defensa con los que cuentan los adultos frente a agresiones externas como frío, calor, químicos nocivos, radiaciones solares o polución.
La piel infantil tiene una mayor superficie cutánea en relación a su peso corporal que la de los adultos, lo que facilita la absorción de sustancias a través de ella. Además, tiene menos capacidad de síntesis de la melanina y tampoco ha desarrollado por completo la capacidad de regular la temperatura corporal.
Por todo esto, los bebés y niños corren mayor riesgo de sufrir efectos nocivos como eritema, enrojecimiento, quemaduras solares y otros problemas como insolaciones por una larga exposición al sol. Es importante destacar que las quemaduras solares que se sufren en la infancia son uno de los principales factores de riesgo para desarrollar un melanoma en la edad adulta. Además, los efectos dañinos del sol son acumulativos e irreversibles ya que la ‘piel tiene memoria’.
Desde la Sociedad Valenciana de Pediatría recomendamos que los niños no estén al sol en las horas centrales del día, el uso de ropa, sombrillas, gorros y gafas con factor UV (ultravioleta) y la aplicación de cremas con fotoprotección solar.
Cómo cuidar la piel de los niños en verano
Para un buen cuidado de la piel infantil, es fundamental seguir estos consejos:
- Los menores de un año no deben exponerse al sol. Y los menores de 6 meses no pueden utilizar ningún tipo de protector solar, por tanto, no deben tomar el sol y deben ir bien protegidos por su ropa y sombrilla.
- Entre los 6 meses y los 2 años se deben utilizar fotoprotectores con formulación pediátrica con filtros físicos.
- A los mayores de 2 años se deben aplicar fórmulas infantiles con filtros físicos, químicos o mixtos.
- Se debe usar un factor de protección superior al 30 y anti-UVA. Para los labios se deben usar barras fotoprotectoras.
- Se recomienda aplicar a los niños pequeños filtros físicos.
- Hay que aplicarlos de forma generosa entre 15 y 30 minutos antes de la exposición solar. Se debe repetir la aplicación cada dos horas o antes si están en el agua.
- La crema se aplica solo en las zonas expuestas al sol, pero no hay que olvidarse de cuello, orejas, pies o incluso el cuero cabelludo si el bebé tiene poco pelo (también puede cubrirse con gorrito adecuado dentro y fuera del agua).
- Es recomendable no utilizar cremas caducadas o de años anteriores, ya que pueden haber perdido su efectividad. Será mejor utilizar productos nuevos.
- En la playa, la radiación solar se refleja en la arena y el agua, motivo por el que también debe aplicarse el fotoprotector para estar bajo la sombrilla.
- Aunque la fotoprotección es un tema ligado al verano, no debemos olvidar que hay que cuidar de la piel todo el año, en invierno o en días nublados la radiación solar también puede tener consecuencias.
- Además, debemos asegurarnos de que niños y bebés estén bien hidratados, con una correcta ingesta de líquidos y frutas.
Cómo elegir el mejor fotoprotector infantil
A la hora de buscar una crema solar para niños y bebés hay que tener en cuenta los siguientes factores:
- Tipo de filtro del fotoprotector. Los filtros evitan que la radiación solar dañe la piel y pueden ser
- Filtros físicos. Su mecanismo de actuación consiste en reflejar la luz solar. Están compuestos por sustancias como el dióxido de titanio y el óxido de zinc. Son los más adecuados para los niños pequeños ya que penetran menos en la piel.
- Filtros químicos. Absorben la radiación ultravioleta. Pueden producir reacciones en la piel, como dermatitis
- Mixtos. Combinan los dos tipos de filtros.
- El tipo de radiación de la que Debe proteger de la radiación ultravioleta A y B (UVA y UVB), y se recomienda que también lo haga de la infrarroja A (IR-A).
- El fototipo (tipo de piel del niño). Se refiere a cómo responde la piel a la acción de los rayos del sol. No es lo mismo elegir un fotoprotector para un niño con tez muy blanca y cabello claro que para uno moreno y que se broncea con facilidad.
Debido a que los niños juegan mucho tiempo en el agua y la arena, es necesario que la crema solar sea resistente al agua, sudor y roces. Hay dos tipos de fotoprotectores para esto: water resistant el producto es eficaz 40 minutos después de entrar en contacto con el agua; y waterproof, la eficacia llega hasta los 80 minutos después de iniciar el baño.
Por último, es preferible que las cremas no lleven alcohol ni perfume y son preferibles las fórmulas en crema o loción porque tienen menos alcohol que las que se presentan en espray.