Los antibióticos son un tipo de medicamento específico para el tratamiento de infecciones bacterianas por lo que no alivian el dolor ni la fiebre. De hecho, algunos progenitores recurren de forma errónea a este tipo de fármacos para abordar problemas de salud o infecciones víricas de sus hijos e hijas, como puede ser en casos de gripe, resfriado o dolores de garganta.
Debido a esta mala utilización, la Organización Mundial de la Salud celebra estos días la Semana Mundial de Concienciación sobre el Uso de los Antibióticos con el objetivo de aumentar la información sobre la resistencia a los antibióticos y potenciar el uso de unas mejores prácticas y utilización por parte de los pacientes, los profesionales sanitarios y los responsables de las políticas públicas. Por ello, desde la Sociedad Valenciana de Pediatría te ofrecemos las respuestas a algunas de las dudas más frecuentes que pueden tener los padres sobre la toma de antibióticos en niños.
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¿Cuándo tienen que tomar antibióticos los niños?
Como todo tratamiento sanitario, los antibióticos son un medicamento que debe ser tomado únicamente bajo supervisión médica y, en el caso de los menores, con las indicaciones establecidas por un pediatra. Con ello, se garantiza que la terapia es la adecuada para el problema de salud que presenta el menor y durante el tiempo necesario, no más.
Algunos padres y madres identifican de forma equivocada ciertas enfermedades con otras por lo que consideran que un antibiótico puede tratar esa patología. Sin embargo, muchas de estas patologías pueden confundirse al tener síntomas muy parecidos y han de requerir de un abordaje distinto.
Por ello, sólo hay que recurrir a este tipo de fármacos con las pautas y la periodicidad establecida por el pediatra. Así, se asegura la toma precisa de los fármacos y se reducen los riesgos para la salud, tanto del niño como la población en general.
¿Qué significa abusar de los antibióticos?
Abusar de los antibióticos significa tomar de manera repetitiva, reiterada e inadecuada, sin indicación sanitaria, este tipo de medicamentos. Por ejemplo, la automedicación de estos fármacos supone un uso irresponsable ya que, antes de tomarlos, se debe consultar siempre con un médico, el único profesional indiciado para pautar un tratamiento sanitario, y en el caso de los niños, el pediatra.
De hecho, la toma de este tipo de fármacos de forma irresponsable es un grave riesgo ya que incrementa la resistencia de las bacterias a estas terapias por lo que pierden su eficacia. Por ejemplo, algunos padres recurren a los antibióticos para tratar problemas como el virus de la gripe o los dolores de garganta sin causa bacteriana, lo que no tiene ningún resultado beneficioso para el menor.
¿Qué consecuencias tiene abusar de los antibióticos?
Entre las múltiples consecuencias que tiene abusar de este tipo de fármacos, la OMS considera que el uso mal empleado, excesivo e indebido de los antibióticos ha incrementado la resistencia de las bacterias a estos medicamentos. Este abuso tiene unos graves riesgos ya que puede provocar infecciones y enfermedades mucho más difíciles de tratar y abordar en los menores.
Según el Ministerio de Sanidad, el uso excesivo de antibióticos es una de las causas fundamentales de la aparición y propagación de bacterias resistentes, uno de los mayores retos globales de la medicina actual. Así, en Europa unas 33.000 personas fallecen por infecciones hospitalarias provocadas por bacterias resistentes, mientras que España, se calcula que los fallecimientos por estas bacterias alcanzan las 3.000 muertes al año.
¿Qué pueden hacer los padres para evitar el abuso de antibióticos en niños?
Para el evitar el abuso de antibióticos en niños, los padres deben ceñirse de forma exclusiva al tratamiento pautado por el pediatra, tanto en la cantidad de la toma con la periodicidad. Una vez finalizado, los más adecuado es no guardar estos medicamentos en casa y devolverlos a la farmacia.
Además, bajo ningún concepto, se deben usar este tipo de antibióticos por cuenta propia para problemas de salud en el futuro. Tampoco se debe recurrir a los fármacos sobrantes de tratamientos anteriores para otras patologías ni se debe adquirir antibióticos sin receta.
Así ante cualquier problema de salud que presente el menor, lo conveniente es que los progenitores acudan con el niño o la niña a la consulta del pediatra para evaluar su estado e indicar el tratamiento preciso para cada caso.