La conjuntivitis es una patología que consiste en la inflamación de la conjuntiva debida a diferentes causas. En verano es muy común la irritativa como consecuencia de la exposición de los ojos al sol, el agua de las piscinas o del mar, así como la sal o la arena de la playa. También puede deberse a la acción de gérmenes, por lo que tendremos la conjuntivitis bacteriana o vírica, cuando están causadas por bacterias o virus, respectivamente. Además, se puede deber a una reacción alérgica por contacto con sustancias como el polen, los ácaros de polvo o la piel de los animales.
El síntoma más característico y que hará sospechar que un niño tiene conjuntivitis es el enrojecimiento de la parte blanca del ojo, lo que se conoce como ojo rojo. Además, destacan el lagrimeo constante y la secreción ocular, que puede ser clara o espesa con presencia de pus, que hace que los párpados se peguen. Incluso también puede aparecer sensibilidad a la luz y, en algunos casos, visión borrosa. El dolor aparece en pocas ocasiones, aunque a veces los niños más mayores manifiestan quemazón o picor, así como sensación de cuerpo extraño en el ojo.
En la mayor parte de los casos la conjuntivitis irritativa se cura de forma espontánea y basta con aliviar los síntomas en los niños que la contraen mediante la aplicación de compresas o gasas con agua fría o con suero fisiológico para limpiarlos. No se recomienda lavarlos con manzanilla y es aconsejable emplear una gasa o compresa diferente para cada ojo. Además, puede ser necesario aplicar analgésicos para calmar las molestias. Si los síntomas persisten y resultan muy molestos, lo mejor será consultar con el pediatra para que pueda indicar el mejor tratamiento a seguir.
Cómo prevenir la conjuntivitis en verano en niños
Durante el verano será preciso prestar atención a los cuidados de los ojos en los niños para evitar este tipo de problemas como la conjuntivitis. Por ello, desde la Sociedad Valenciana de Pediatría (SVP) se recomienda:
- • Mantener una buena higiene: procurar que los niños se laven las manos con agua y jabón, de forma frecuente, y evitar que se toquen los ojos con las manos sucias, sobre todo durante los baños en el exterior o al jugar en la arena.
- • No compartir toallas: además de aconsejar secar con cuidado los ojos al salir del agua, también se recomienda no compartir las toallas y lavar las mismas con frecuencia.
- • Proteger los ojos: al igual que es importante proteger la piel del sol, también es fundamental proteger los ojos con gafas, también en el caso de los niños. En este sentido, es importante que las gafas sean homologadas para que tengan una calidad mínima que permita proteger de los rayos solares. Por otro lado, durante los baños también se debería procurar que el menor emplee gafas para evitar la entrada de agua no tratada o clorada en los ojos.
- • No usar lentillas durante el baño: es importante que aquellos niños más mayores que ya utilicen lentillas se bañen sin ellas, pues dificulta que el ojo pueda estar protegido frente a la acción de irritantes.