La alergia alimentaria se caracteriza porque el cuerpo del niño reacciona contra determinadas sustancias presentes en los alimentos. La falta de tolerancia inmunológica a estos agentes desencadena una respuesta aguda del sistema inmune, que considera que el organismo está siendo atacado. La reacción suele ocurrir al poco rato de haber ingerido el alimento y su gravedad es variable. Pero ¿todos los alimentos son susceptibles de provocar alergias? Si, no obstante, algunos son más propensos que otros. Desde la Sociedad Valenciana de Pediatría (SVP) explicamos a las familias qué alimentos producen más alergias en los niños y cómo se realiza su diagnóstico y tratamiento.
En general, los alimentos que más alergias producen en los niños son la leche de vaca, los huevos y los frutos secos, seguidos de las frutas frescas, las legumbres, el pescado y el marisco. Los primeros síntomas de alergia a estos alimentos suelen aparecer a edades tempranas, tras la exposición al alérgeno.
Mientras que la alergia a alguno de estos alimentos es duradera y permanente, en otros casos, con el asesoramiento y el seguimiento del pediatra alergólogo, los niños pueden superarlas y conseguir que desaparezcan, sobre todo en el caso de los alérgicos a la leche y el huevo. A pesar de ello, insistimos en que solo el pediatra está capacitado para valorar si los niños han mejorado su tolerancia a los alimentos y recomendar su ingesta controlada.
¿Cuáles son los síntomas de las alergias alimentarias?
Los principales síntomas de la alergia suelen ser la aparición repentina, generalmente en los primeros 30-60 minutos tras la ingestión del alimento, de picor, ronchas o habones (urticaria) en la piel e hinchazón de los ojos y/o labios (angioedema). En casos graves pueden acompañarse de dificultad para respirar, sensación de mareo y una bajada de tensión. También es común que se produzcan vómitos o diarrea, especialmente en los niños más pequeños.
Una reacción alérgica severa puede desencadenar una anafilaxia. En estos casos, es fundamental que los niños, sus familiares y cuidadores, aprendan a reconocer los signos de alerta y sepan cómo actuar si se produce el contacto involuntario con el alérgeno. Si el niño tiene una alergia conocida y su pediatra alergólogo le ha prescrito el autoinyector de adrenalina, deberá llevarlo siempre encima. En este caso será fundamental la inyección precoz de adrenalina por parte de los padres o el propio niño, si tiene la edad suficiente. A posteriori, es esencial acudir al servicio de urgencias para verificar el estado de salud del menor y evitar que se produzca una recurrencia de los síntomas, a pesar de haber eliminado la presencia del alérgeno.
Diagnóstico de la alergia pediátrica
Ante las primeras sospechas de que los niños pueden sufrir una alergia a determinados alimentos, si por ejemplo se quejan de que les pica la lengua o les salen ronchas alrededor de la boca después de comer, debemos acudir al pediatra para que lo derive al especialista y hacerle un estudio. El pediatra alergólogo indicará la realización de pruebas cutáneas, análisis de sangre y, en algunos casos, pruebas de exposición a los alimentos, con cantidades muy controladas y con todas las medidas de seguridad necesarias para proteger la salud de los menores.
Una vez confirmado el diagnóstico, la principal medida a seguir es evitar la ingesta y el contacto con los alimentos que hemos identificado como alérgicos para el niño y aquellos productos que los puedan contener. A su vez, el pediatra recomendará a las familias las medidas que deben tomar en el caso de que se produzca una reacción producida por una ingesta accidental del alimento, desde la administración de antihistamínicos o corticoides en los casos leves, a la inyección de adrenalina en caso de anafilaxia.
Recomendaciones para los niños alérgicos
Tener alergia a un alimento no tiene por qué condicionar el día a día de los niños, simplemente debemos tener más cuidado en la cocina y la hora de comer y fomentar que pequeños y adultos sigan una serie de consejos:
- Leer el etiquetado de los productos de la cesta de la compra para identificar todos sus ingredientes y detectar posibles alérgenos. Algunas sustancias pueden provocar reacciones alérgicas, aunque su concentración sea muy baja.
- Si se cocina en casa, intentar prescindir de los alérgenos en los platos de todos los comensales. Será mejor evitar la presencia de un alimento concreto que preparar un plato especial para el niño, aumentando con ello el riesgo de contaminación cruzada.
- Si esto no fuera posible, debemos procurar que los niños permanezcan fuera de la cocina durante la preparación de los platos, ya que la inhalación de humos y vapores del cocinado de algunos alimentos también puede ser el origen de una reacción alérgica. Además, se deberán usar diferentes utensilios de cocina (sartén, olla, cubiertos, etc.) para su preparación.
- Prestar especial atención si se come fuera de casa. Debemos estar seguros de los ingredientes de cada plato antes de pedirlo y ofrecerlo a los niños. En el caso de dudas siempre es mejor consultar con los camareros o cocineros la posible presencia de los alérgenos. Por ejemplo, una causa habitual de contaminación cruzada es la fritura de diferentes productos en el mismo aceite, lo cual no podemos saber mirando la carta.