- Los pediatras valencianos advierten de la necesidad de progresar pronto en la diversificación de las texturas, no demorando la introducción de alimentos no triturados más allá de los 8-10 meses
- Carne, pescado, frutas, verduras, huevo, cereales y legumbres deben introducirse preferiblemente entre los 6 y los 8 meses
Valencia, 23 de octubre de 2018. La Sociedad Valenciana de Pediatría (SVP) recomienda no retrasar la introducción de alimentos sólidos más allá de los 8 o 10 meses, para evitar problemas alimenticios en el futuro. Así lo refleja el documento de recomendaciones sobre la alimentación en lactantes y preescolares presentado en la jornada inaugural del Curso Académico 2018-2019 que se ha celebrado este lunes en el Colegio de Médicos de Valencia. El objetivo de este trabajo es aunar las recomendaciones ofrecidas a las familias por parte de los pediatras valencianos, en base a la mejor evidencia actualmente disponible.
Al igual que otros aspectos de la nutrición infantil, el tema de la alimentación complementaria “genera muchos interrogantes a los padres y madres sobre el momento idóneo de iniciación y la mejor forma de hacerlo”, comenta el doctor Luis Blesa, presidente de la SVP. En el caso de la introducción de alimentos semisólidos y sólidos, “algunas familias tienen dudas sobre si es adecuado o no introducirlos antes de cumplir el año por miedo a los atragantamientos, o por las mayores dificultades en conseguirlo”, subraya. Sin embargo, retrasarlo puede suponer problemas en la masticación y la adquisición de buenos hábitos alimentarios posteriores, como el de la diversificación alimentaria, “ya que no le acostumbramos a comer diferentes texturas y sabores, y eso puede hacer que en un futuro nos cueste que coma ciertos alimentos importantes para su nutrición, como las frutas o las verduras”, advierte.
Por ello, se aconseja, “que a partir de los 6-8 meses se le ofrezcan alimentos grumosos o aplastados con el tenedor, carne o pescado desmigados, fruta pelada y otros alimentos blandos que puedan comer ellos mismos con las manos, y después chafados o en trocitos. Después se darán sus primeros alimentos más sólidos: tortilla, jamón york, queso, arroz, pasta…Y en todo caso, conviene no retrasarlo más de los 8 o 10 meses”, añade.
OMS: Alimentación complementaria
En cuanto al momento idóneo de empezar con la introducción de la alimentación complementaria (AC), la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que la lactancia materna exclusiva es recomendable mantenerla hasta los 6 meses, y que es ese el momento generalmente adecuado para complementar la alimentación y satisfacer así las necesidades nutricionales del lactante más mayor. Sin embargo, “el hecho de que el bebé empiece a tomar ya nuevos alimentos no es sinónimo de que haya que retirarle la leche. Ya sea materna o artificial, la leche seguirá siendo unos meses más su sustento principal; los nuevos alimentos no la sustituyen, la complementan”, indica. Por otra parte, “casi todos los alimentos se pueden incluir en la dieta a partir del medio año“, señala el presidente de la SVP. Eso sí, no añadir sal ni azúcar a sus comidas.
Con el objetivo de ayudar a los padres en este nuevo proceso, la SVP ha desarrollado unas recomendaciones generales destinadas a enfatizar las buenas prácticas alimentarias y a eliminar falsos mitos durante los primeros años de vida. Sobre el orden de introducción de los diferentes alimentos, desde la SVP mantienen que no existe un calendario rígido, “se puede empezar por prácticamente cualquiera, y puede influir en esa decisión las costumbres culturales y las preferencias familiares”. Una de las recomendaciones distintas a las vigentes hace unos años, es que no se debe retrasar la introducción de alimentos potencialmente alergénicos, como, por ejemplo, el huevo, el pescado o algunas frutas, pues no ha demostrado prevenir las posibles alergias a estos alimentos. En el caso del gluten, uno de los que generan más dudas y polémicas, “se recomienda introducirlo sobre los 6 meses de edad, de forma gradual. Por ejemplo, que chupe o mordisquee un trozo de pan, que se añadan 1 o 2 cacitos de cereales infantiles con gluten o que tome un poco de sémola o pasta de trigo, es una forma de que lo pruebe en pequeñas cantidades”, comenta el doctor Blesa.
Los pediatras valencianos indican que “no existen patrones rígidos sobre este proceso, cada bebé tiene un ritmo de desarrollo y aprendizaje individualizado, y debe respetarse”, aseguran. “A partir de los 6 meses, por lo general, los bebés ya empiezan a sostenerse por sí mismos, o casi, mientras están sentados, sienten interés por la comida y son capaces de coger cosas con las manos, es el momento de iniciar la alimentación complementaria. Lo ideal es que se sienten pronto a comer con el resto de la familia”, indica el doctor Blesa. Se debe aprovechar su curiosidad por probar nuevos alimentos, pues facilitará la introducción de muchos de ellos. “Ahora bien, un error común es forzarle a comer algo o una cantidad concreta, pues el bebé sabe perfectamente cuándo tiene hambre y cuándo está saciado”, señala. Es fundamental respetar las señales de hambre y de saciedad que envíe el lactante. Otro de los aspectos a tener en cuenta es el de las rutinas y la adquisición de hábitos a la hora de comer.
Alimentación del preescolar
A partir del año de edad es importante que desde el ámbito familiar se promueva una dieta variada y saludable, “en general pueden comer su mismo menú, salvo comidas muy grasas y bebidas energéticas o con gas”, destaca el doctor Blesa. Las frutas y verduras, de todos los tipos y colores, los carbohidratos como pan, arroz o pasta, así como la carne y el pescado (y a veces huevo), deben estar presentes en su alimentación diaria, y lo más recomendable es que hagan entre 4 y 6 comidas cada día, 3 principales y 2-3 más pequeñas entre las mismas. Leche y derivados lácteos aproximadamente medio litro en total al día, legumbres 3 veces por semana. Otra recomendación importante que hace la SVP es no preocuparse en exceso si comienzan a ingerir menos cantidad de comida, “a esta edad el crecimiento se ralentiza y es normal que prefieran jugar y descubrir mundo, es lo habitual que ajusten su ingesta a sus nuevas necesidades energéticas, algo menores que en etapas previas. Hay que respetar su saciedad”, remarca.
Recomendaciones en lactantes y preescolares
Para facilitar esta etapa llena de interrogantes, la SVP ha elaborado un documento de recomendaciones sobre la alimentación complementaria dirigidas a los padres y madres entre las que destacan las siguientes:
- Iniciar la AC de forma individual: hay que tener en cuenta las necesidades de cada bebé y respetar cuándo tiene hambre y cuándo está saciado. Sin forzar ni comparar con otros niños para evitar frustraciones.
- A partir de los 6 meses pueden comer casi todo tipo de alimentos: carne, pescado, cereales, frutas y verduras deben incluirse. Al mismo tiempo o poco después, también huevos y legumbres, y lácteos como yogur y queso fresco a partir de los 10 meses. Primero en forma de puré o de alimentos adecuados para comer con las manos y pasar antes de los 10 meses a texturas más sólidas.
- Empezar con pequeñas dosis: dos cucharaditas o pequeños trozos para que pruebe el nuevo sabor e ir aumentando la cantidad.
- No empezar con nuevos alimentos a la vez: es aconsejable separar unos días entre ellos. Tener paciencia, muchas veces precisarán varias repeticiones para aceptar un nuevo alimento.
- El huevo: a partir del 6º mes se le puede dar huevo cocido y triturado, nunca crudo. El gluten: también sobre el 6º mes, pero siempre de forma gradual.
- No darle leche de vaca no modificada como lácteo principal antes de cumplir el año: su fuente láctea básica deber ser la leche materna o la fórmula de continuación. Sin embargo, sí pueden darse pequeñas cantidades de la misma en forma de yogur o queso fresco.
- No endulzar ni salar los alimentos: ni el azúcar ni la sal deben administrarse antes del año de edad. Tampoco la miel. A partir de los 12 meses, las comidas deben contener poca cantidad de sal y azúcar y conviene variar las formas de cocinado para que el pequeño se acostumbre.
- Comida casera: con buena materia prima, es la más recomendable. Los potitos y demás productos industriales procesados, aunque es válido su consumo ocasional, suelen contener mayor cantidad de componentes no saludables.
- Sin carnes procesadas: hay que evitar los embutidos, los fiambres y los precocinados como las pizzas o nuggets. Contienen gran cantidad de azúcar, calorías, sal y grasas trans y saturadas. Lo mismo cabe decir de la bollería industrial, las golosinas y los dulces, cuanto menos, mejor.
- Agua: aunque tome el pecho, en este caso menos importante, o el biberón, es aconsejable ofrecerle agua de vez en cuando, sobre todo en épocas de calor. Al año de edad debe tomar unos dos vasos diarios de agua.
- Alimentos con riesgo de atragantamiento: Evitar los alimentos duros o redondeados de pequeño tamaño, como frutos secos enteros, aceitunas, palomitas, caramelos, uvas, manzana o zanahoria cruda en pequeños trozos…, por el alto riesgo de atragantamiento que conllevan. No ofrecer en menores de 3 años, e incluso mejor más mayores.