Cada año, la primavera, y con ella el buen tiempo, se adelanta por causa del calentamiento global y la contaminación, por lo que es más común que los más pequeños experimenten alergias a edades cada vez más tempranas. El polen puede causar síntomas en los ojos, nariz, pulmones y piel de los pacientes alérgicos. Si un niño presenta alguna de las siguientes señales: lagrimeo, picor, enrojecimiento nasal u ocular, estornudos, moqueo, tos continua o fatiga, es posible que esté sufriendo un episodio alérgico a algún tipo de polen, por ello, es recomendable que lo examine su pediatra, quien en el caso que esté indicado lo remitirá al alergólogo pediátrico. La Sociedad Valenciana de Pediatría (SVP) ofrece, a continuación, una serie de consejos para prevenir reacciones alérgicas durante esta época.
¿Qué es la alergia?
La alergia es una respuesta del organismo contra algunas sustancias que penetran en el cuerpo y este identifica como invasor. El sistema inmune las reconoce como extrañas e intenta neutralizarlas. Las personas que no tienen alergia también reconocen estas sustancias como extrañas, pero su cuerpo ofrece resistencia sin dañarse a sí mismo mediante mecanismos llamados de tolerancia.
Cuando las plantas florecen sueltan unas partículas microscópicas (polen) que viajan por el aire, a veces incluso kilómetros. Aunque el proceso de polinización es común todo el año, es más frecuente en primavera, por lo que en esta época hay que aumentar las precauciones. Los días de viento, secos y soleados es cuando más polen ambiental hay. Lo contrario ocurre cuando hay mucha humedad, o lluvia, ya que esta lava el ambiente. Lo importante es identificar al polen que se tiene alergia para una prevención adecuada.
En las zonas costeras, como las de la Comunidad Valenciana, de temperatura más templada y con cambios menos bruscos, la liberación de polen suele ser más larga y en menos cantidad, por lo tanto, los efectos suelen ser más duraderos, pero de menor intensidad. En las zonas de interior, con mayores contrastes de temperatura, la liberación de polen suele ser más corta, pero en cantidades más grandes. Los síntomas duran menos, pero más severos.
Cuando se presentan los síntomas de forma persistente y, sobre todo, estacional, puede ser conveniente llevar al niño a un pediatra alergólogo para que este le practique las pruebas pertinentes que determinen el diagnóstico de alergia y ofrecerle el tratamiento adecuado.
Existen tres tipos de tratamiento para la alergia:
- Tratamiento de rescate: se utiliza para tratar o aliviar los síntomas en fases agudas o de crisis, para que esta desaparezca cuanto antes. Su efecto es rápido por lo que se utiliza durante cortos periodos de tiempo.
- Tratamiento preventivo: se utiliza, siempre indicado por el pediatra alergólogo, cuando el menor sufre los síntomas con cierta frecuencia o intensidad. Suele ser un tratamiento de mayor duración para evitar las crisis o que estas sean más leves.
- Tratamiento etiológico: una vez identificada la causa de la alergia, en algunos casos se puede ofrecer al paciente un tratamiento específico para esta causa, aunque eso no significa dejar el tratamiento preventivo. Se trata de la inmunoterapia específica o también conocida como “vacuna de la alergia” que consiste en la administración de dosis crecientes de un alérgeno para modificar la respuesta inmunológica y clínica frente a él.
Evitar el contacto con el polen es prácticamente imposible, ya que este se encuentra en todas partes. Para evitar en la medida de lo posible los efectos de la alergia, la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) ofrece los siguientes consejos:
- Realizar un seguimiento de cuándo y dónde aparecen los síntomas, y en caso de sospecha acudir a su pediatra, incluso con la foto de la planta para que inicie el estudio de la posible alergia.
- Conocer la planta a la que el niño es alérgico y su época de polinización. Evitar acercarse a los lugares donde estén dichas plantas.
- Evitar segar y remover la hierba y otros restos vegetales
- Usar el tratamiento indicado por el pediatra o el alergólogo pediátrico cuando aparezcan los primeros síntomas.
- Ventilar las habitaciones durante media hora por la mañana temprano y cerrar las ventanas, sobre todo por la noche.
- Limpiar el polvo con un paño húmedo, pasar la fregona en lugar de la escoba y limpiar con aspirador.
- Revisar que tanto las frutas como las verduras no tengan pegados granos de polen, al igual que los productos obtenidos de las abejas.
- Viajar en coche con las ventanillas cerradas en época de polinización
- Cambiar y limpiar con regularidad los filtros anti-polen del coche
- Evitar los desplazamientos en bicicleta o motocicleta para evitar el choque con los granos de polen
- Usar gafas de sol para evitar el choque directo de los granos de polen contra los ojos
- Usar mascarilla para filtrar el polen en casos extremos