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Salud bucodental infantil: ¿A qué edad hay que empezar con las revisiones?

La salud oral suele dejarse en un segundo plano cuando los niños son muy pequeños, pero es importante prestarle la atención necesaria desde el nacimiento. Tener unos dientes y encías sanos es un aspecto fundamental de la infancia ya que repercute en la salud bucodental de la etapa adulta. La Sociedad Valenciana de Pediatría (SVP) ofrece una serie de recomendaciones para conseguir una salud dental óptima en los niños.

Los dientes comienzan a brotar en los bebés habitualmente entre los seis y los 12 meses de edad, un proceso que, en ocasiones, puede resultarle molesto, pero que, en general, no suele requerir tratamiento. Si se observa que el pequeño está muy incómodo, sobre todo por la noche, se le pueden administrar los analgésicos recomendados por el pediatra o facilitarle mordedores para calmarle. Cada niño tiene un ritmo de crecimiento distinto, y con la erupción de los dientes ocurre lo mismo, en cada uno el tiempo es diferente. Lo que debe ser igual en todos son los hábitos de higiene bucal, que deberían iniciarse antes de que salgan los primeros dientes.

Los cuidados orales deben comenzar antes de la aparición de los dientes

Tal y como establecen las guías del Consejo de Dentistas de España, hay que cuidar la salud bucal del bebé desde su nacimiento. Aunque los dientes no hayan erupcionado, las bacterias pueden proliferar en sus encías y dañar a las futuras piezas cuando salgan.

Es aconsejable limpiar las encías del pequeño de forma suave con una gasa húmeda. Así, se eliminan las bacterias tras las tomas. Del mismo modo, es importante no transmitir al bebé bacterias, por lo que es mejor evitar gestos frecuentes como probar con su cuchara la comida o compartir vasos o cubiertos.

Es importante también no prolongar el uso del biberón y del chupete, pues puede pasar factura en el futuro. Hay que procurar no dejarles el biberón con productos con azúcar en la boca de forma mantenida, en especial por la noche pues su excesivo y mal uso puede dar paso al desarrollo de la denominada caries del biberón. La leche contiene lactosa, un tipo de azúcar, por lo que si dejamos al bebé mucho tiempo con el biberón, se puede favorecer el crecimiento de las bacterias responsables de la caries en las encías o los dientes. Además, es importante no administrar ninguna otra bebida azucarada, como zumos, en el biberón.

Aunque no tenga dientes todavía o sean los de leche, la caries es muy peligrosa y puede pasar a los dientes definitivos cuando estos crezcan. Por ello, es mejor retirar el biberón a partir de los 12 meses y limpiar las encías y dientes del bebé después de las tomas.

El chupete es otro elemento que puede mermar en un futuro no muy lejano la salud dental de los niños si se prolonga su uso. Este hábito de succión puede desembocar en una maloclusión dentaria, que impide que los dientes superiores hagan un contacto adecuado con los inferiores. También puede provocar la mordida cruzada, que hace que haya dificultades en cortar bien los alimentos al masticar y se puedan producir problemas digestivos, funcionales e incluso estéticos. Por estos motivos y para evitar la ortodoncia, conviene limitar lo máximo posible su uso y retirarlo al año si posible y a los dos años como muy tarde.

Primera visita al dentista

Cuando el niño cumpla un año de forma ideal, y no más de los 2-3 años, se recomienda que haga su primera visita al dentista. Además de cerciorarse de que todo está bien o detectar problemas de forma anticipada, le ayudará a forjar una buena relación con este profesional.

Llevarle desde los primeros años al dentista de forma habitual previene que el niño desarrolle miedos infundados, hace que tenga confianza con el odontólogo y así será más fácil que siga sus recomendaciones y tenga unos buenos hábitos de higiene bucodental.

Buenos hábitos de salud oral en niños

Una vez que los dientes han brotado, hay que cepillarlos para prevenir la proliferación de las bacterias y la aparición de las conocidas caries.

●Bebés y niños pequeños: al principio los padres son los encargados del cepillado, que debe realizarse utilizando una pasta infantil, con menor cantidad de flúor que las estándar. La cantidad adecuada de dentífrico es del tamaño de una lenteja. Otra opción es utilizar cantidades más pequeñas de una pasta estándar. El flúor ayuda a fortalecer el esmalte dental, esa capa que recubre el exterior de los dientes y que es el escudo frente a las bacterias, pero si se ingiere en cantidad excesiva puede producir diferentes anomalías, como manchas en los dientes (fluorosis) o interferir en la osificación de los huesos. Se aconseja utilizar cepillos de cabezales pequeños para que sea más fácil acceder y limpiar todas las zonas. En cuanto a la frecuencia, lo ideal es cepillarles al menos dos veces al día durante dos minutos, una de ellas antes de irse a dormir.

●Niños mayores: una vez que sean capaces de hacer cosas por sí mismos, alrededor de los 6 años, es un buen momento para que comiencen también a lavarse solos los dientes. Desde la SVP se recomienda que al principio lo hagan bajo la supervisión de los padres, para enseñarles cómo deben hacerlo y comprobar que lo hacen de forma correcta y durante el tiempo estipulado. Es normal que muchos traguen algo de dentífrico las primeras ocasiones, pero si se administran en cantidad adecuada (tamaño de una lenteja) las cantidades de flúor ingeridas a esta edad probablemente no serán relevantes. Posteriormente, cundo tengan una mayor destreza, podrán utilizar más cantidad (tamaño de un guisante) o las pastas fluoradas estándar.

Es necesario inculcarles la importancia de lavarse los dientes después de cada comida aunque no estén en casa. Para ello, se aconseja que los niños que comen en la escuela, lleven un kit de cepillado en la mochila y que se habitúen a limpiarlos después de las comidas.

●La importancia de prevenir las caries: son el problema de salud oral más extendido, sobre todo en la población pediátrica. De hecho, según advierte la Organización Mundial de la Salud, entre un 60 y un 90% de los niños las sufren. La caries es el orificio que realizan las bacterias en el esmalte dental y, que si no se elimina o detiene a tiempo, penetra en el interior del diente causando dolor y, en casos graves, la pérdida de la pieza. Además, el acúmulo de bacterias provoca la inflamación y el sangrado de las encías. El azúcar es el principal responsable de las caries, ya que cuando las bacterias se alimentan con él, producen un ácido que destruye el esmalte de los dientes. Por ello, entre otras razones, es importante reducir el consumo de azúcares en la dieta de los más pequeños.

Consejos para inculcarles buenos hábitos de salud oral

Conseguir que se habitúen a cepillarse los dientes puede resultar complicado y tedioso, pero existen trucos para hacer esta tarea más llevadera.
Lo ideal es comenzar dando ejemplo, pues los niños aprenden mejor de lo que ven en sus padres, ¿por qué no lavarse los dientes en familia? De esta forma no lo verá como una imposición y tendrá más predisposición a ello.

También es posible hacer del cepillado un hábito divertido, en especial cuando son más pequeños. Aprender de forma lúdica es más positivo, y para esta tarea en concreto, puede resultar útil cepillarle los dientes mientras suena su canción favorita, recompensar su buena conducta después o utilizar cepillos con la forma de sus personajes favoritos. Lo importante es instaurar este hábito de higiene al principio, para que, a medida que crezcan, sepan la importancia que tiene para su salud y sigan haciéndolo.

Tras la primera revisión, los dentistas recomiendan acudir, al menos, una vez al año a la consulta para prevenir complicaciones y realizar un seguimiento adecuado de la boca del menor. En algunos casos, tras una valoración especializada, se requerirá de ortodoncia para poder conseguir una alineación dental adecuada.

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