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Consejos para prevenir las intoxicaciones alimentarias en niños durante el verano

Las altas temperaturas del verano pueden resultar perjudiciales para el mantenimiento y la conservación de determinados alimentos y favorecer además la proliferación de bacterias que, en conjunto, pueden conducir a intoxicaciones alimentarias. Una de las más características de la temporada estival es la salmonelosis y, en el caso de los niños, pueden llegar a ser  peligrosas para su salud. Por ello, desde la Sociedad Valenciana de Pediatría (SVP) se insiste en la importancia de extremar los cuidados con el cocinado y la refrigeración de las comidas, más aún cuando se va a comer al aire libre, pues ahora es cuando más aumentan las comidas en las playas, las piscinas o el campo.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades de transmisión alimentaria afectan cada año a 550 millones de personas en todo el mundo, de las cuales casi la mitad son niños menores de cinco años. La salmonelosis es una intoxicación alimentaria producida por un conjunto de bacterias del género Salmonella que se pueden encontrar en alimentos como las aves, las carnes o incluso frutas y verduras, sobre todo cuando pasan varias horas a temperatura ambiente y no son bien refrigerados en su conservación, o no son bien lavadas. Pueden proceder también de los huevos crudos o poco cocinados, como es el caso de la mayonesa. Por eso, para evitar riesgos, los establecimientos que sirven comida no pueden usar huevos frescos y están obligados a utilizar huevina, derivado pasteurizado del huevo, en sus platos.

Los síntomas más frecuentes de las intoxicaciones

La mala conservación de los alimentos puede ocasionar problemas gastrointestinales de intensidad variable por intoxicación, entre unas horas y unos pocos días (generalmente entre 6 y 72 horas) después de la ingesta, como diarrea, dolor abdominal, vómitos o náuseas, así como fiebre, dolor de cabeza, debilidad o malestar general. Hay que tener especial cuidado en el caso de los niños, ya que las diarreas y los vómitos pueden provocar deshidratación con mayor facilidad que en los adultos, y más en los meses de verano. Si estos síntomas se agravan o persisten, a pesar de haber seguido las medidas habituales, como hidratación adecuada, sobre todo con sueros de rehidratación oral, consejos dietéticos sencillos, reposo y antitérmicos, conviene consultar con el pediatra, de forma programada o urgente, según la intensidad.

Medidas de prevención ante intoxicaciones alimentarias

Para prevenir estos problemas durante la etapa estival la SVP recomienda los siguientes consejos para evitar las intoxicaciones alimentarias:

  • Mantener una adecuada higiene en las comidas de los niños y sus familiares: es muy importante el lavado de las manos a menudo, sobre todo a la hora de manipular alimentos y después de ir al baño.
    Procurar una refrigeración adecuada: se debe procurar mantener en temperaturas adecuadas alimentos frescos como carnes, pescados, huevos y lácteos. Además, también se aconseja conservar en lugares diferentes los alimentos crudos de los cocinados o preparados. Revisar el buen funcionamiento de la nevera.
  • Cocinar a temperatura y tiempo suficientes: esto es importante para no dejar los alimentos crudos o poco hechos. Además, también conviene consumir la comida recién cocinada para evitar la proliferación de microrganismos. En cualquier caso, si esto no es posible, conviene no tenerla durante tiempos prolongados a temperatura ambiente y guardarla refrigerada lo más rápido posible hasta su consumo.
  • Cuidar la conservación de los alimentos al aire libre: además de tener especial cuidado con el tipo de comida que se lleva para tomar al aire libre, es importante intentar no romper la cadena de frío y conservarla en neveras portátiles con adecuado sistema de cierre y conservación.
  • Tomar precauciones al comer en determinados establecimientos: es aconsejable prestar atención al estado de los alimentos que son servidos, pues pueden haber estado durante horas a temperatura ambiente en vez de estar en vitrinas refrigeradas (tapas o aperitivos, por ejemplo), vigilando que tengan buen aspecto.
  • Lavar bien los alimentos y los utensilios de cocina: es importante lavar con cuidado las frutas y verduras, sobre todo si se van a consumir crudas. Si no es posible, comerlas sin piel. Asimismo, debe procurarse una limpieza y un lavado correcto y a conciencia de todos aquellos utensilios de cocina, evitando posibles restos de alimentos.
  • Prestar atención a la fecha de caducidad o a los alimentos perecederos: hay que procurar no dejar en la nevera ciertos productos o alimentos durante mucho tiempo, además de mantener limpios todos sus estantes o cajones, para evitar la contaminación de los mismos. De igual forma, si se descubre un producto caducado o en mal estado deberá tirarse a la basura de inmediato.

El seguimiento de estas medidas, en especial durante los meses de verano, puede ayudar a prevenir las intoxicaciones alimentarias en los niños y, por tanto, la aparición de enfermedades gastrointestinales.

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