Consejos para evitar las reacciones alérgicas infantiles en verano

Los meses de verano, y sobre todo las vacaciones, pueden incrementar las posibilidades de reacción para los niños con alguna enfermedad alérgica. Se come más fuera de casa; se pasa más tiempo en la naturaleza habiendo más posibilidades de picaduras; hay una sobreexposición al sol; mayor contacto con alérgenos como los ácaros de polvo… Sin embargo, siguiendo estos cuidados recomendados por la Sociedad Valenciana de Pediatría los pequeños con alergias podrán tener un verano seguro y libre de reacciones:

  • Estar pendientes de lo que come: es fundamental leer bien los etiquetados de los productos que vaya a consumir el niño con alergia alimentaria, vigilar las comidas desconocidas, solicitar la carta de alérgenos en restaurantes u hoteles, probar la comida antes que ellos…etc.
  • Limitar el tiempo de exposición al sol: hay niños que pueden sufrir síntomas en la piel como consecuencia de la exposición al sol, como rojeces o picor, incluso pueden presentar una reacción dérmica por fotosensibilización, que es cuando la dermis reacciona ante los rayos de sol por el uso de cremas, perfumes, desodorantes y cosméticos. En estos casos, debemos procurar hidratarles bien y protegerles de la radiación solar, limitar el tiempo de exposición y procurar evitar las horas centrales del día.
  • Llevar siempre la medicación: el pediatra alergólogo determinará qué será necesario llevar en cada caso durante las vacaciones de un niño con enfermedad alérgica o asma. Por lo general, en caso de rinitis, rinoconjuntivitis y urticaria se debe llevar un antihistamínico. En caso de niños con asma, será conveniente acompañarse de un inhalador con cámara por si surgiera una crisis. Si existe riesgo de anafilaxia por alergia alimentaria, al látex o a picaduras de avispas o abejas deberá incluirse en la maleta un autoinyector de adrenalina.
  • Tener precaución al estar al aire libre: las altas temperaturas propician la proliferación de mosquitos y otros insectos, como avispas o abejas. Las picaduras de mosquitos no suelen provocar reacción alérgica, y no ir más allá de una reacción local en la piel. Por su parte, las avispas o abejas si pueden provocar reacción sistémica, incluso anafiláctica, por lo que pueden ser más graves. Por ello, es conveniente que los niños con alergia diagnosticada al veneno de estos insectos tengan una serie de cuidados a la hora de estar al aire libre como evitar andar descalzos, no aproximarse a puntos de basura y no vestir ropas muy llamativas ni usar perfumes muy olorosos.
  • Procurar una buena limpieza de las estancias: el alojamiento en el que vayamos a pasar las vacaciones también es importante puesto que, si no está limpio de forma completa y correcta, puede tener acumulados ácaros de polvo que ocasionen síntomas alérgicos en los niños con alergia respiratoria o asma. Por ello, se debe procurar un alojamiento libre de objetos que acumulen estos alérgenos y ventilar las habitaciones durante el menor tiempo posible para contribuir a un ambiente limpio.
  • Ser precavidos con los baños: en los niños con urticaria a frigore, deberemos tener cuidado con los baños en playas, piscinas o pantanos pues si el agua está muy fría, puede provocar síntomas, por lo que es conveniente evitar los cambios bruscos de temperaturas y las zambullidas. Por otro lado, los niños con rinoconjuntivitis deberán procurar bañarse en aguas naturales, como la del mar o los lagos y pantanos, y evitar en la medida posible las aguas cloradas.
  • Incluir el informe médico en la maleta: será imprescindible incluir el informe médico del niño con su historial completo de alergias para presentarlo en cualquier servicio sanitario en caso de urgencia. Además, también conviene entregarlo a la persona que se hará responsable de ellos mientras sus familiares más cercanos no esté. De esta manera podrán asumir los mismos cuidados.
  • Evitar la humedad: será preciso evitar los ambientes y los suelos húmedos donde se pueden acumular hongos por parte de los niños con alergia a estos organismos. En interiores pueden estar presentes en habitaciones oscuras, poco ventiladas o no soleadas. También pueden estar en el polvo, en los baños y vestuarios de piscinas y en lugares donde se almacenan alimentos. Donde más puede haber es en el exterior, en desperdicios, basura, plantas, donde haya vegetación y tierra. Como son microscópicos, hay que estar pendientes de las manchas negras de humedad, y evitar cualquier ambiente húmedo, procurando estar en ambientes con luz.

No hay que olvidar que las vacaciones y el verano están para que los niños disfruten. En el caso de que tengan diagnosticada una enfermedad alérgica, con seguir estos cuidados para contribuir a su disfrute, será suficiente para que lo hagan libres de peligros y seguros.

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