La violencia filioparental perjudica el bienestar de padres y niños y constituye un grave problema social. Abarca el conjunto de conductas reiteradas de violencia física o psicológica dirigida de los hijos a los progenitores o a aquellos adultos que ocupan su lugar. En los últimos años, los pediatras valencianos hemos detectado un incremento de las consultas de atención primaria sobre problemas de convivencia en el entorno familiar. Concretamente, la Comunidad Valenciana es una de las comunidades con más casos y denuncias de violencia filio-parental, según los datos recogidos por la Fundación Amigó. Ante estos datos, los pediatras consideramos de gran relevancia contar con formación específica en este tipo de violencia y dotar a las familias de herramientas para prevenirla, favoreciendo así el bienestar físico, psíquico y social de los menores.
El primer paso para prevenir la violencia en el núcleo familiar es orientar la educación de los hijos hacia ambientes de no violencia, confianza, diálogo y comprensión. Los progenitores deben trabajar la empatía de los niños, ayudándoles a aprender a ponerse en el lugar de los demás, a la vez que les educan en sus derechos y deberes y marcan reglas y límites a su comportamiento.
En el día a día, debemos explicar a los menores de forma razonada las consecuencias que su propia conducta tendrá para el otro. Así, progresivamente, se irá mejorando su capacidad para relacionarse con los demás y su control de los impulsos.
Niños y adolescentes con una baja tolerancia a la frustración
Aunque es muy difícil definir unas causas generales de la violencia filioparental, se estima que los hijos que se frustran con más facilidad y son más impulsivos, tienden a ser más agresivos. Así como los niños y adolescentes con dificultad para asumir la responsabilidad de sus actos. Estas características entorpecen la conexión emocional de los padres con sus hijos, haciendo más complicado para los menores entender y resolver los problemas cotidianos sin recurrir a la violencia física o psicológica.
En el caso de respuestas violentas por parte de los niños, se debe buscar una solución que implique a todos los miembros de la familia. Padres e hijos deben reflexionar con confianza sobre lo ocurrido y sus reacciones a ello. Deben ceder, ponerse en el lugar de la otra persona, escuchar y trabajar en la reconstrucción del vínculo afectivo con una actitud positiva.
Ante una escalada de la violencia se puede recurrir a especialistas o mediadores que aconsejen la forma óptima de mejorar las relaciones familiares.
Diagnosticar los primeros signos de violencia filioparental en la consulta del pediatra
Recibir formación específica en estos temas permite a los pediatras reconocer con mayor facilidad problemas de violencia familiar en las consultas de atención primaria. De esta forma podremos identificar posibles carencias en las pautas educativas o en los roles paterno-filiales y recomendar a los padres nuevas dinámicas a poner en marcha con los niños.
Además, ampliar nuestros conocimientos sobre parentalidad positiva permite proporcionar un buen trato a las familias y fortalecer el vínculo familiar con el objetivo de prevenir la violencia filioparental antes de que se produzca.
En base a ello y con el objetivo de mejorar la atención sanitaria a los menores, el actual Curso Académico de la Sociedad Valenciana de Pediatría abordará este tipo de violencia y otros problemas familiares que pueden afectar al bienestar de los niños y adolescentes de Alicante, Valencia y Castellón.