Hablamos de atragantamiento cuando un cuerpo extraño, como comida o una pieza de un juguete, se introduce en la vía respiratoria de los niños y la obstruye, impidiendo que el aire entre a los pulmones. Al bloquear la respiración, los menores corren riesgo de asfixia. Esto suele ocurrir de forma rápida e inesperada, alarmando a los niños y a los padres. Durante estas fiestas navideñas el riesgo de atragantamiento puede incrementarse, sobre todo en los niños más pequeños, debido a que están más nerviosos y entusiasmados y se presta una menor atención en las horas de las comidas. Para evitarlo, desde la Sociedad Valenciana de Pediatría (SVP) recomendamos a los padres extremar la atención sobre los niños y aplicar los siguientes consejos.
A la hora de comer, los niños siempre deben estar sentados para evitar que, corriendo o jugando, la comida pueda ocupar las vías respiratorias. A su vez, si están sentados a la misma mesa que los adultos, será más sencillo mantener una supervisión continua.
Por otro lado, la comida debe estar cortada en trozos pequeños y se debe enseñar a los niños a masticarla adecuada y suficientemente, con calma y dedicando a la comida el tiempo necesario. Con respecto a los tipos de alimentos, la principal recomendación es retrasar la ingesta de frutos secos y otros productos susceptibles de causar atragantamiento hasta, como mínimo, los 4 años de edad, momento en que ya pueden masticarlos correctamente y no hay riesgo de que los traguen enteros.
Con los juguetes, bastará con comprarlos adecuados para cada edad y verificar que no contienen piezas pequeñas que los niños se puedan meter en la boca. Los fabricantes suelen indicar a partir de qué edad están recomendados los juguetes en una zona visible de su embalaje.
¿Qué debemos hacer cuando el niño se está atragantando?
El punto de partida debe ser reconocer que se está produciendo un atragantamiento. Los signos más evidentes son que los niños presentan dificultades para respirar y comienzan a toser intentando expulsar el objeto extraño de las vías respiratorias. En los niños de más edad, como ocurre con los adultos, también veremos que se llevan las manos a la garganta y no pueden articular palabras. Este es el momento de mantener la calma y ayudarle a expulsar el objeto que le impide respirar. Con los niños mayores de 1 año se deben valorar los siguientes dos escenarios:
Si el niño está consciente…
Si está consciente y además tose de forma enérgica, le animamos a toser, sabiendo que nunca en caso de tos eficaz se debe golpear la espalda, y esperamos unos segundos para valorar si expulsa por si mismo la sustancia que obstruye las vías respiratorias. Si la tos es débil, el atragantamiento se prolonga más de unos segundos o el niño presenta incapacidad para vocalizar o no respira con normalidad, los padres o familiares presentes en ese momento deben:
- Gritar ayuda a todos los presentes.
- Revisar si el objeto está visible dentro de la boca. En caso afirmativo, intentar retirarlo en forma de gancho, con cuidado de no empujarlo hacia dentro.
- Si no está visible, aplicar 5 golpes secos en la parte alta de la espalda del menor, entre los omóplatos. En posición de pie o mientras se sostiene el niño sobre los brazos de un adulto inclinado hacia abajo si tiene menos de un año.
- Después, si el atragantamiento continúa, le debemos dar la vuelta y realizar 5 compresiones abdominales en la boca del estómago, la conocida como maniobra de Heimlich, para obligar al objeto a desplazarse hacia el exterior.
Este ciclo debe repetirse tantas veces como sea necesario. Mientras, si tras la primera repetición la situación del niño no mejora, recomendamos llamar al 112 por si fuera necesaria la asistencia de profesionales sanitarios.
Si el niño está inconsciente…
O pierde la consciencia durante las maniobras, debemos llamar de inmediato al 112 y solicitar un equipo de emergencia. En este caso, aunque la operativa es algo más complicada, debemos mantener la calma e intentar:
- Colocar al niño sobre una superficie dura y comprobar si respira.
- Si respira, colocarle de costado, vigilando que no deje de respirar hasta que lleguen los profesionales médicos.
- Si no respira, cerrar la nariz del niño con dos dedos de las manos, poner la boca sobre la de él e insuflarle aire. Si tras 5 repeticiones, no se recupera la respiración, se debe comenzar con la reanimación cardiopulmonar.
En la mayoría de los casos, el objeto es expulsado por la boca con ayuda de los protocolos previamente explicados y el atragantamiento queda en un susto. Una vez que los menores se hayan calmado y en un clima más sosegado, podemos hablar con ello de lo que ha pasado e incidir en la importancia de masticar mejor los alimentos, comer de forma pausada y prestando atención o no llevarse los juguetes a la boca. En el caso de tener cualquier duda, las familias pueden consultar con sus pediatras, quienes les explicarán de manera más gráfica y clara, cómo se deben realizar estos movimientos para ayudar a los niños a liberar sus vías respiratorias.