Durante el verano, debido al calor, la piel de los niños está más expuesta ya que la cantidad de ropa con la que se visten es menor, es más ligera y protege menos de posibles golpes, cortes o heridas. Además, esta es una época en la que también aumentan las actividades al aire libre ya que finaliza el curso escolar y hay más horas de ocio lo que incrementa los riesgos de sufrir alguna lesión.
Por ello en el verano es frecuente que los niños se hagan leves cortes o pequeñas lesiones que, aunque no suelen tener gravedad, sí es necesario que se sepa cómo tratarlos.
Cuidados de las heridas leves en niños
Por ejemplo, ante un corte o una herida superficial, lo primero que se debe hacer es limpiar la zona afectada para valorar la gravedad de la herida. Recordar que también es muy importante mostrar serenidad para no alterar al niño.
En estas lesiones leves, en las que el sangrado haya sido mínimo y no revistan gravedad, la limpieza debe hacerse con agua, jabón o suero, y gasas, siempre de dentro de la herida hacia fuera para eliminar los gérmenes y evitando el uso de pañuelos de papel o algodón ya que pueden dejar restos en la herida que la contaminen. Este proceso puede realizarse estableciendo un diálogo con el menor para que comprenda qué es lo que estamos haciendo y explicándole los pasos a seguir.
En el caso de que la lesión produzca un sangrado constante, lo más adecuado es ejercer presión sobre la herida de forma suave para intentar que deje de sangrar.
Detener la hemorragia
Si a pesar de esta presión, la herida no para de sangrar, se debe acudir un centro para recibir asistencia sanitaria y que sea el pediatra quien evalúe la gravedad de la lesión e indique el tratamiento y los cuidados más adecuados.
Una vez limpia la región afectada, es conveniente desinfectar la herida con clorhexidina para evitar la proliferación de bacterias y gérmenes. Además, durante los primeros días en ocasiones será necesario cubrirla con un apósito o tirita especialmente si la herida está en una zona expuesta a roces como las rodillas, los dedos o los pies.
El verano es una época de frecuentes accidentes en niños. De hecho, según advierten en la Asociación Española de Pediatría (AEP) el número de visitas a urgencias pediátricas se incrementa por estos accidentes y casi el 40% de ellos suceden sin la vigilancia de un adulto. Por ello, desde la Sociedad Valenciana de Pediatría (SVP) se resalta la importancia de que los niños estén siempre bajo la supervisión de un adulto, especialmente en piscinas, playas, parques y otros espacios de ocio con el objetivo de evitar accidentes.