En la Comunidad Valenciana, más del 40% de la población infantil (niños de 3 a 15 años) hace su comida de mediodía en los comedores escolares. Este porcentaje ha ido creciendo en las últimas décadas por los cambios sociofamiliares acaecidos. Este servicio se configura como un espacio educativo más, que complementa la educación escolar en nutrición que los niños reciben en el aula y que resulta de gran relevancia para inculcar hábitos alimentarios saludables, con el fin de que se mantengan en el futuro. La educación en buenos hábitos alimentarios empieza en casa y es en ese ambiente donde el niño recibe las pautas alimentarias con mayor frecuencia, proporcionadas por sus familiares. Los comedores escolares constituyen un refuerzo en ese aspecto.
Es importante que los padres estén informados sobre el menú que se ofrece a los niños en su comedor escolar, para asegurarse de que proporciona una dieta equilibrada y saludable y, al mismo tiempo, para complementar la alimentación que se da en casa durante el resto del día en función de lo que el niño come en el colegio al mediodía.
Desde la Sociedad Valenciana de Pediatría (SVP) se ofrecen una serie de pautas para identificar cómo debe ser un menú escolar saludable, siguiendo las directrices que vienen recogidas en la “Guía para los menús escolares” de la Generalitat Valenciana.
1.-Dieta mediterránea, con primer y segundo plato y postre:
La dieta mediterránea constituye el patrón de alimentación más aconsejable para los menús escolares, ya que se caracteriza, entre otros, por la ingesta de una cantidad baja de grasas saturadas y un contenido elevado de ácidos grasos mono-insaturados, la presencia abundante de productos vegetales y el consumo moderado de productos animales, que incluyen al pescado con frecuencia. Esta dieta ha sido declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Utilizando la variedad de productos de esta dieta, todo menú escolar debe estar formado por la siguiente estructura:
- Primer plato: Lo ideal es que contengan alimentos del grupo de los farináceos (patatas, arroces, pasta, legumbres) o verduras y hortalizas, ya sean crudas o cocinadas.
- Segundo Plato: Suelen estar configurados con alimentos ricos en proteínas, como carnes, pescados o huevos.
- Guarniciones: Acompañan por lo general al segundo plato, y pueden constituirse con media ración de verduras, hortalizas o farináceos.
En todo caso, la composición de los distintos platos y las guarniciones han de complementarse, de forma que si, por ejemplo, se elige un primer plato con pasta o arroz, la guarnición del segundo deberá ser verduras y hortalizas, y no repetir un farináceo. En ocasiones, hay platos completos, como la paella, que pueden suplir por sí mismo al primer y segundo plato, dada su variedad en ingredientes.
– Postre: Debe priorizarse el consumo de fruta fresca, tratando de reducir los lácteos como yogures o leche, que no deben nunca suplir las raciones semanales de fruta.
– Pan y agua: Todas las comidas irán acompañadas de una ración de pan, preferentemente integral, y como bebida, el agua.
2.-Raciones ajustadas a cada edad y sexo:
Factores como la edad o el sexo del niño modulan sus necesidades energéticas diarias. Por ello, es importante que las cantidades de los platos se ajusten a estas características. Dada la importancia que tiene el almuerzo en la alimentación diaria, esta comida debe cubrir entre el 30% y 35% de las necesidades energéticas del día. No todos los niños tendrán las mismas necesidades, habiendo de respetarse el hambre y la saciedad particulares de cada niño, sin obligar a terminarse los platos.
Como cifras orientativas de ejemplo, para los niños de 3 a 8 años estas proporciones pueden suponer unas 610 kilocalorías, mientras que en el caso de las niñas, el porcentaje equivaldrá a unas 575 kilocalorías. Mientras que una ración de arroz o pasta para niños de entre 4 y 6 años tendrá un peso de 50 o 60 gramos, para niños de 13 a 18 años se podrá aumentar la cantidad hasta los 80-100 gramos.
3.-Frecuencia de alimentos variada y proporcionada:
Teniendo en cuenta las pautas anteriores, la planificación del menú escolar ha de racionar el consumo de los distintos alimentos a lo largo del mes o la semana, de forma que no todos los días se tienen que consumir los mismos nutrientes ni la misma clase de alimentos. Se pueden tomar, por ejemplo, una ración de patatas a la semana, entre una y tres de pescado, y dos-tres raciones de legumbres, siempre que se complementen cada día para mantener un equilibrio.
4.-Formas de cocinado y presentaciones distintas:
La forma en la que se cocinan los alimentos y se presentan los platos también es importante, puesto que permiten que la comida sea más saludable y resulte más variada para los niños. El menú escolar debe limitar así las frituras y los precocinados y priorizar formas de cocinado a la plancha, hervidos o al horno. Además, para aderezar las comidas se utilizarán aceites de calidad, sobre todo de oliva o de girasol, y se moderará el empleo de sal, cuya cantidad ha de venir ya incluida en el plato.
Por su parte, la presentación de las raciones ha de ser agradable para el niño, para evitar que se canse de determinados alimentos o que solo se coma los ingredientes que más le gustan.
5.-Tener en cuenta las condiciones especiales de los alumnos:
La planificación del menú escolar ha de tener en cuenta las necesidades especiales de los alumnos, ya que se calcula que en la Comunidad Valenciana un 2,6% de comensales requiere un menú especial por tener alguna alergia o intolerancia alimentaria. Además, el catering del comedor escolar ha de tener en cuenta a los alumnos que padecen ciertas enfermedades crónicas, como la diabetes, y que han de cuidar su alimentación. Los centros también deben disponer de un registro completo de los ingredientes alergénicos de cada uno de los platos que elaboran y sirven.
Es importante que los padres soliciten información sobre la alimentación que ofrece el comedor escolar de sus hijos, para verificar que se están cumpliendo todas las recomendaciones para mantener una dieta equilibrada.