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Cómo afrontar la timidez y los cambios emocionales durante la adolescencia

La adolescencia es una de las etapas de la vida en la que más cambios emocionales se producen y se establecen algunas de las bases que van a marcar la personalidad durante el resto de la vida. Debido a estos cambios, muchos adolescentes acentúan su timidez de tal manera que puede impedirles establecer relaciones sociales con normalidad con sus amigos, en el entorno educativo e incluso con los familiares.

Este aumento de la timidez se produce principalmente porque los adolescentes se enfrentan a cambios en todos los niveles, desde el aspecto físico, mental, social y emocional ya que es en esta etapa de la vida cuando maduran sexualmente, deciden qué tipo de estudios van a realizar, eligen a sus amigos por sus intereses y muestran preferencia por aspectos hasta ahora más olvidados como la sociedad, el entorno y su contexto.

Todos estos nuevos estímulos y sensaciones provocan una incertidumbre por la falta de experiencia ante su nuevo rol en su contexto que, en muchos casos, provoca inseguridad ya que, al no haber afrontado esas situaciones con anterioridad, no saben cómo comportarse. Por ello, es fundamental aconsejar, comprender y educar a los menores para aprender a gestionar todos los cambios emocionales en la adolescencia sin que deriven en frustraciones, complejos e incluso en patologías más graves como la depresión.

En este sentido, hay que recordar que el entorno en el que se ha criado y educado al menor durante la infancia o preadolescencia juega un papel muy importante en este aspecto. Por ello, se debe procurar aportar las herramientas sociales y emocionales desde la infancia para que esa timidez no cause un menoscabo de la personalidad de cada adolescente y le resulte perjudicial en su desarrollo físico, emocional y social.

Pautas para aportar seguridad a los adolescentes

Por ejemplo, uno de los aspectos fundamentales es que el adolescente debe sentirse querido y arropado por todo su entorno familiar, el círculo más cercano, especialmente los padres. Todos estos familiares, más aún los progenitores, son el ejemplo de los niños y niñas durante las primeras etapas de la educación, por lo que la manera en la que estos adultos afrontan y abordan la timidez también repercute en el aprendizaje de los adolescentes.

De este modo, los padres han de fomentar que los menores adquieran, perciban y desarrollen una imagen positiva de sí mismos a través de la aceptación de sus puntos débiles y del desarrollo de sus puntos fuertes. Con ello, se incentivan las herramientas emocionales para que lleguen a la adolescencia con más recursos y herramientas y puedan afrontar esta etapa llena de cambios.

Otro de los aspectos a considerar es son las comparaciones con otros adolescentes del entorno. Con ello, se evitarán frustraciones, envidias y otro tipo de conflictos emocionales. En estos casos, lo más adecuado es hablar con el adolescente, dejarle expresarse sin interrupciones para poder comprender y analizar todos los problemas que pueda tener y encontrar la mejor manera que superarlos.  Así, la enseñanza de valores como la solidaridad, el esfuerzo, la lealtad o la empatía le ayudarán en sus relaciones sociales con su entorno y a relacionarse mejor con sus amigos.

Un factor a tener en cuenta es evitar los pensamientos negativos que puedan minar la confianza del menor. Para ello, se debe intentar enfocarlos en aspectos más positivos y proactivos, como es el aprendizaje en todos los aspectos de la vida, ya que todas las personas tienen dudas, más aún en la adolescencia.

Un buen método para conseguirlo puede ser ensayar en casa situaciones sociales en las que el menor pueda tener dudas como un examen, una conversación embarazosa. Este puede ser un buen momento en el que explicarle con amabilidad y empatía las dudas que pueda tener.

Así, mantener una comunicación fluida entre todos los miembros de la familia es el mejor camino para que todos, incluidos los padres, compartan sus dudas, inseguridades y pensamientos. Gracias a estas estrategias, los adolescentes comprenderán que todas las personas tienen que enfrentarse a sentimientos y emociones negativas sin que resulte perjudicial en su vida.

Apoyo emocional en la adolescencia

Otra de las características más importantes de la adolescencia en la necesidad de espacio propio e intimidad. En este aspecto, es fundamental que los padres respeten la intimidad del menor, pero muestren interés permanente, sin agobiar, por sus relaciones sociales o rendimiento académico. Así, una de las mejores maneras de aunar confianza, responsabilidad y relaciones sociales puede ser organizar pequeñas reuniones en casa con sus amigos en las que realicen sus tareas escolares de forma conjunta y poder conocer a todo su entorno social.

Por último, uno de los aspectos en los que suelen caer muchos padres es en la sobreprotección del adolescente, una acción que en contra del objetivo con el que se realiza puede causarle mucho más daño que beneficios. En la adolescencia, el niño ha dejado de serlo y requiere de la asunción de ciertas responsabilidades tanto a nivel escolar como en las tareas del hogar.

De todos modos, algunos progenitores diagnostican de forma errónea la timidez con otras enfermedades emocionales o de la personalidad, como el trastorno de personalidad evitativo o la fobia social. Uno de los indicativos más característicos de la existencia de un problema puede ser el aislamiento del menor, por lo que se recomienda evitar el uso abusivo de los aparatos y dispositivos electrónicos, como el teléfono móvil y ordenador.

En estos casos, si el adolescente no mantiene ninguna relación, muestra miedos irracionales e incluso se niega a crear vínculos con otras personas, lo más oportuno es acudir al pediatra para abordar el problema y encontrar la solución más adecuada a cada caso.

Recordemos siempre que también hemos sido adolescentes y que no somos amigos de nuestros hijos, somos sus padres y madres.

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