Los pediatras alertan de que se ha duplicado la incidencia de infecciones de transmisión sexual entre los adolescentes

La incidencia de las infecciones de transmisión sexual (ITS) sigue una tendencia ascendente en prácticamente todos los grupos poblacionales, incluidos los adolescentes. Según el último informe del Centro Nacional de Epidemiología, entre 2016 y 2019 la incidencia de gonococo, clamidia y sífilis se ha duplicado en los jóvenes de 15 a 19 años en España. Una realidad preocupante de la que alertan los pediatras coincidiendo con el Día Europeo de la Salud Sexual, que se celebra el 14 de febrero.

“Estos datos son especialmente alarmantes en otras ITS sin cura a día de hoy, como es la infección por VIH. Los adolescentes constituyen uno de los pocos grupos de población a nivel mundial en los que no se ha conseguido un descenso en los nuevos diagnósticos. En ellos, además, el diagnóstico tardío es una realidad preocupante, ya que afecta al 30%”, apunta la doctora Cristina Epalza Ibarrondo, miembro del grupo de trabajo de VIH e ITS de la Sociedad Española de Infectología Pediátrica (SEIP).

Dejando a un lado el virus del papiloma humano, que es la infección de transmisión sexual más prevalente a nivel mundial -y del que se estima una prevalencia de entre el 50% y el 60% a los dos primeros años del inicio de las relaciones sexuales-, las ITS más frecuentes en adolescentes son la
clamidia y el gonococo. “En torno a un 30% de los diagnósticos de clamidia y un 25% de gonococo
corresponden a jóvenes menores de 19 años, de acuerdo a los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, sus siglas en inglés) de Estados Unidos”, añade la doctora Epalza.

Educación sexual, la asignatura pendiente del sistema sanitario y los centros escolares

Un aspecto que inquieta a los pediatras es lo poco que se habla de ITS y salud sexual con los adolescentes mientras la edad de inicio de las relaciones sexuales disminuye cada vez más y aumenta el acceso a contenidos sexuales inapropiados.

Como explica la doctora Talía Sainz Costa, pediatra especializada en Enfermedades Infecciosas y Tropicales y miembro de la SEIP, “los adolescentes, que son más vulnerables e influenciables, reciben referencias sexuales que no favorecen una educación sexual global, donde se transmita el respeto a sí
mismo y al otro y, por lo tanto, poder pensar en protegerse y proteger al otro de las ITS”.

El doctor Félix Notario, presidente de la Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia (SEMA), advierte de que más del 50 % de los adolescentes de entre 14 y 17 años suelen ver regularmente porno en internet. Algo que les familiariza con las prácticas de riesgo y contribuye a una descontextualización de la sexualidad.

“Los adolescentes tienen más información que nunca pero entre sus conocimientos y su conducta existe una gran contradicción. Carecen de una información legitimada por la familia, la escuela y los profesionales de la salud, no se sienten cómodos para hablar de sexualidad con su entrono y eso no favorece una conducta responsable”, explica el doctor Notario.

Las conductas sexuales de riesgo no solo provocan un aumento de las ITS, sino también embarazos no deseados, abusos y frustración en las relaciones. Por eso, y teniendo en cuenta que la salud sexual forma una parte importante del desarrollo de los individuos, los especialistas insisten en el papel fundamental que juegan los pediatras, las familias y los centros escolares en este sentido y advierten de que la educación sexual sigue siendo la gran asignatura pendiente en España.

“Si las posibilidades de abordaje en las consultas ya eran escasas, la pandemia las ha reducido hasta hacerlas prácticamente desaparecer. En los últimos años, han sido insuficientes los esfuerzos por eliminar las barreras de acceso al sistema sanitario y son escasas también las oportunidades formativas para profesionales en el manejo de la sexualidad con los adolescentes”, lamenta la doctora Sainz.

El presidente de la SEMA, por su parte, propone que “en todas las escuelas haya al menos un educador sexual que pueda dar pautas especificas y adaptar programas de educación sexual para cada uno de los ciclos”, así como la creación de espacios pensados para ellos donde se les pueda atender de forma gratuita y personal por parte de personal formado y sin presencia de sus tutores.

“Los pediatras, por nuestra parte, debemos abrir la puerta a una consideración de la salud de un modo más amplio que incluya la salud sexual, incorporando, por ejemplo, preguntas sobre sexualidad en nuestras entrevistas clínicas rutinarias”, concluye el doctor Notario.

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