¿Cómo saber cuándo algo no funciona correctamente en el sistema digestivo de los niños? ¿Todas las patologías digestivas son igual de graves? Alrededor de la cuarta parte de los menores de 16 años padecen en algún momento un trastorno digestivo, sin contar las gastroenteritis agudas, según datos de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP). A continuación se explican los trastornos digestivos más comunes en los niños por grupos de edad, los síntomas principales y el tratamiento recomendado en cada caso:
Problemas digestivos en los lactantes
En este tramo de edad, las enfermedades digestivas más comunes son los cólicos, las regurgitaciones/reflujo gastro-esofágico y las alergias alimentarias.
- Cólicos del lactante: es uno de los problemas más frustrantes para los padres ya que el bebé llora de manera intensa sin motivo aparente. La inmadurez de su sistema digestivo puede provocar dificultades para evacuar los gases, alteración de la flora intestinal o que se contraigan las fibras musculares del intestino; todo ello generando un malestar intenso en el bebé. Este tipo de cólicos aparecen en torno a los 15 días de nacer y se reconocen por un llanto de gran intensidad durante más de tres horas al día, por lo menos tres días a la semana, durante una semana para su sospecha y tres semanas para su diagnóstico tradicional. En cuanto a su tratamiento, recordar que es algo pasajero y tras unas semanas o pocos meses el bebé vuelve a la normalidad. Sin embargo, el pediatra deberá explorarle y evaluar su historial para descartar que haya otra causa. Se recomienda mantener la calma y estar con el bebé en la posición que a este le resulte más cómoda y tranquila, como cogerlo contra el pecho. También puede ayudar masajes suaves en la espalda y abdomen así como mecerle suavemente. En definitiva, mucho contacto y afecto para ayudar al pequeño a sentirse mejor.
- Reflujo gastro-esofágico (RGE): se trata del paso del contenido que hay en el estómago hacia el esófago. En ocasiones, y entonces se denomina enfermedad por RGE, puede dañar e irritar el esófago y causar dolor y ardor, así como provocar problemas para tragar los alimentos. En otros casos, incluso puede desembocar en complicaciones respiratorias como bronquitis, empeoramiento del asma o infecciones pulmonares. Cuando los niños pequeños padecen esta patología, están demasiado irritables a la hora de las comidas debido al dolor que les genera, de hecho es uno de los síntomas que hacen sospechar la presencia de esta patología. Es importante no confundirla con las regurgitaciones del lactante, que consisten en el retorno de los alimentos de nuevo a la boca y en ocasiones al exterior de esta, tras haber comido, que es algo normal en bebés, sobre todo tras las tomas y al acostarlos. Al tener una barrera más inmadura, pueden regurgitar parte de la comida. No es preocupante, incluso si son repetidas, si se aprecia que la actitud alegre del pequeño no ha cambiado, lo que indica que no tiene dolores ni otra sintomatología. En caso de observar que su actitud es más irritable, que está molesto o que no gana peso, se debe consultar al pediatra para que valore si se trata de la enfermedad por RGE.
- Alergia a las proteínas de la leche de vaca: dentro de las alergias alimentarias, es la más frecuente durante el primer año de vida junto con la del huevo. Es importante diferenciar entre las alergias mediadas por IgE, que pueden presentar síntomas cutáneos y respiratorios de tipo inmediato (de minutos a menos de 2 horas tras su ingesta), y las no mediadas por IgE, que suelen cursar con síntomas digestivos y de forma más diferida (de días a semanas), y ser uno de los desencadenantes de los cólicos del lactante. Los pequeños que padezcan esta alergia deben evitar ingerir cualquier producto que contenga leche o derivados. En el caso de los lactantes amamantados, la recomendación habitual es que la madre lleve una dieta libre de dichos alimentos. En caso de ser lactados con fórmula artificial, se sustituirá por fórmulas especiales llamadas hidrolizadas. Desde la SVP advierten que no se debe sustituir la fórmula que tome el lactante por bebidas vegetales, que conllevan alteraciones nutricionales que pueden ser muy peligrosas, ni tampoco por leche de cabra u oveja, por la existencia de reacciones cruzadas. Otros alimentos que más alergias causan en la población infantil son el huevo, los frutos secos y el pescado. Para evitar reacciones alérgicas en los sensibilizados, es fundamental leer bien los etiquetados de la comida y comprobar que la comida elegida no contiene el alérgeno. También es preferible optar por alimentos frescos en lugar de procesados, ya que, además de ser menos saludables, es más fácil que contengan trazas de alérgenos.
Niños en edad preescolar
En estas edades, los problemas digestivos más comunes son el estreñimiento, la celiaquía y el dolor abdominal crónico, según los datos de SEPEAP:
- Estreñimiento: Los niños pequeños presentan a menudo problemas de estreñimiento, que suelen asociarse con etapas como la incorporación al colegio o la retirada del pañal, por ejemplo, que alteran su conducta y sus rutinas. También es frecuente que el niño vaya menos veces al baño por vergüenza si está fuera de casa, porque se distrae o porque siente dolor durante la defecación e intenta evitar el momento. Para decidir qué se considera estreñimiento, la referencia suele ser el límite de tres deposiciones a la semana o bien la evacuación dolorosa de heces duras. Cuando se observe, es mejor actuar cuanto antes para evitar la aparición de heridas. Siempre es mejor consultar estos problemas al pediatra para que descarte que el estreñimiento se deba a algún trastorno y le dé las pautas necesarias para favorecer el tránsito intestinal.
- Enfermedad celiaca: es una patología de origen autoinmune que ocasiona daños en la mucosa intestinal al consumir gluten. Este componente es una parte de la fracción proteica que se encuentra en las harinas del trigo, la cebada, el centeno y derivados. Según las estadísticas, muchos de los afectados pueden estar sin diagnosticar porque es frecuente la escasa expresión y/o apreciación de sus síntomas. La sintomatología que puede alertar de una posible celiaquía es sobre todo gastrointestinal: diarrea, heces alteradas, distensión abdominal… Como consecuencia de la mala absorción de nutrientes, se puede producir un estancamiento en la ganancia de peso. Es necesario que estos niños sigan una dieta sin gluten de forma estricta. Hay que leer bien los etiquetados para asegurarse de que no consuman ningún producto que tenga gluten o trazas de este. Así mismo, es igual de importante no utilizar los mismos utensilios o cocinar en los mismos recipientes comidas sin y con gluten, pues podrían contaminarse con trazas. Se recomienda también guardar en diferentes lugares la comida libre de gluten.
- Dolor abdominal crónico: se trata de un conjunto de patologías muy variado en cuya base se encuentra el eje cerebro-microbiota-intestino. Factores de estrés, como puede ser el bullying y otros, pueden actuar como desencadenantes o mantenedores del proceso, así como agravantes. Cuando el menor lo padece, sufre un dolor abdominal intenso que ocurre sin motivos aparentes de forma continuada en el tiempo. Se confirma este diagnóstico cuando no existen indicios suficientes para confirmar otros problemas como el síndrome del intestino irritable, la dispepsia funcional o la migraña abdominal, y cuando tras la exploración pediátrica el dolor no se puede explicar por otra condición.
Niños preadolescentes
Al entrar en la preadolescencia, el estreñimiento funcional y el dolor abdominal siguen como las dos patologías digestivas más predominantes, pero hay que añadir por su importancia la infección por Helicobacter pylori (una bacteria que habita en el estómago) y la enfermedad inflamatoria intestinal. Esta última, es una inflamación crónica del intestino, de la que se conocen tres variantes: colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn y colitis indeterminada. Según los datos de la Guía de la SEPEAP, esta patología se ha triplicado en la población pediátrica en los últimos años.