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¿Por qué se propagan las enfermedades entre los niños en las guarderías?

Los niños que acuden a las guarderías tienen un mayor riesgo de padecer ciertas enfermedades ya que están más expuestos a virus, bacterias y enfermedades al convivir con otros menores. De hecho, uno de cada cuatro niños menores de seis meses acude a la guardería ya que los padres no pueden quedarse a su cuidado según una encuesta de Edenred.

Al compartir el espacio, los juguetes y el ambiente con otros menores que provienen de diferentes entornos familiares, se incrementan las posibilidades de padecer diversas patologías y el riesgo sufrir bronquiolitis, bronquitis, faringoamigdalitis y otitis media es dos o más veces mayor que los que no acuden. Asimismo, en los primeros años de vida, el sistema inmune de los niños aún está en fase de desarrollo y las defensas todavía no pueden combatir las infecciones por lo que pueden enfermar con mayor frecuencia.

En este sentido, los menores que acuden a estos centros presentan más episodios infecciosos de patologías como la conjuntivitis, la gastroenteritis o el resfriado, según un estudio publicado en la revista Pediatría Atención Primaria. Unas enfermedades que son muy comunes y no suponen un riesgo para la salud de los niños.  Esto se produce porque los niños se tocan la nariz, los ojos y la boca con las manos y transmiten los gérmenes a los compañeros a través, por ejemplo, de los juguetes.

Hay que destacar que la exposición a estos virus, y bacterias  puede ser fundamental para fortalecer su sistema inmune ya que, al entrar en contacto con nuevos patógenos, las defensas del niño adquieren mecanismos de protección y anticuerpos para futuras respuestas inmunológicas ante esas infecciones.

Enfermedades frecuentes en guarderías

Entre las enfermedades más frecuentes en las guarderías destacan las gastroenteritis ya que son patologías que se contagian con mucha facilidad en los entornos en los que se comparten espacios y juguetes. Estas dolencias suelen causar vómitos y diarreas y son habituales entre los niños.

Otras de las patologías que se pueden contagiar con mucha facilidad en estos centros educativos son los resfriados o la gripe. Todas ellas son infecciones que tienen un mayor índice de contagio en lugares cerrados en los que hay muchas personas. No obstante, también las guarderías pueden ser un entorno en el que se contagien enfermedades como la varicela o el sarampión por lo que es necesario llevar al día el calendario de vacunación del menor para minimizar los riesgos.

Medidas de prevención ante el contagio de enfermedades

Los centros educativos a edades tempranas o las escuelas infantiles deben cumplir una serie de normativas y políticas para prevenir la propagación de este tipo de agentes patógenos. Estas medidas van desde la higiene de todo el local, en especial la zona de cambiar los pañales a los niños, y la cocina, donde se prepara la comida para los menores.

En este sentido, es muy importante que los educadores o educadoras procuren lavar las manos de los niños después de ir al baño, antes de las comidas y después de jugar con los objetos que han compartido con otros compañeros.

Es importante que tanto los menores como el personal del centro tengan al día el calendario vacunal vigente que, junto con el lavado frecuente de las manos, han demostrado ser las únicas medidas eficaces a la hora de prevenir posibles contagios en centros socio-educativos.

Otro de los factores a tener en cuenta es la formación y capacitación que deben tener los responsables de los niños y niñas durante el tiempo que estén en la guardería o escuela infantil. Estos profesionales deben ser capaces de tratar de manera adecuada las diferentes afecciones que puedan padecer los menores y reconocer un problema de salud para evitar contagios y riesgos en la salud.

Actuación en caso de urgencia

También es conveniente que estos centros dispongan de un protocolo de actuación sobre los procedimientos sobre cómo actuar en caso de episodios de asma, reacciones alérgicas o ante problemas de salud más graves que deban ser atendidos por los servicios sanitarios como crisis epilépticas.

Además, si el menor padece alguna patología crónica que requiera un tratamiento específico es necesario que los progenitores comuniquen a los responsables del centro el tratamiento y los cuidados que debe recibir el niño para que estén preparados ante posibles situaciones de emergencia y puedan evitar riesgos para su salud y la de otros menores.

 

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