Las crisis asmáticas en niños son más frecuentes en otoño

El asma es una la patología inflamatoria crónica de los bronquios que afecta a cerca del 10% de los niños, niñas y adolescentes en España, según las estimaciones de la Asociación Española de Pediatría. La época del año en la que se pueden ver más afectados por las crisis asmáticas es el otoño, según detalla un informe de BioMed Research International. La causa de este incremento es que en esta época del año aumenta, con respecto al verano, la exposición a virus, bacterias y a otras patologías que pueden derivar en episodios de asma de distinta gravedad al afectar a los bronquios ya inflamados.

Esta patología puede ocasionar cuadros graves y es la causa de que muchos menores falten al colegio por las características de su sintomatología. Incluso, en ocasiones, se requiere la atención sanitaria o de urgencia.

Cómo identificar un episodio de asma en menores

Así, estas crisis asmáticas suelen presentar episodios de tos de forma repetitiva y recurrente, dificultad para respirar, con pitidos o sonidos procedentes del pecho, y suelen estar acompañados de fatiga en los niños. Todo ello, se debe al incremento de la inflamación de los bronquios, como reacción a una alergia, a una infección vírica o a un catarro, ya que el asma provoca que los bronquios sean muy sensibles a este tipo de agentes. Además, otros factores como la práctica deportiva o el ejercicio, el aire frío, la contaminación ambiental, el humo así como el estrés, la risa o el llanto, también pueden derivar en este tipo de crisis en los menores asmáticos, según la Sociedad Española de Inmunología Clínica y Alergia Pediátrica (SEICAP).

Ante esta situación, lo más adecuado es mantener a los menores sentados, de forma que, en reposo, el ritmo y la frecuencia de la respiración se estabilice y que no realice ningún tipo de actividad física durante la crisis. Además, es conveniente recurrir al tratamiento indicado por el pediatra y seguir sus instrucciones, ya se sean fármacos inhalados – los más habituales y frecuentes- , u otro tipo de medicación pautada por un facultativo. Cuanto antes se administren este tipo de tratamientos, más efectiva será su reacción y la evolución del niño.

En el caso de que el episodio de asma se acompañe de fiebre, también pueden administrar algún tipo de medicamento antitérmico. Si a pesar de estas medidas, el niño o la niña se muestra excesivamente agitado, somnoliento o los problemas para mantener la respiración se acentúan, lo más adecuado es acudir a un servicio de urgencias e indicar a los profesionales sanitarios el tiempo que lleva en crisis y los medicamentos que le han sido administrados.

Tratamiento preventivo del asma en niños

De todos modos, para evitar que el niño pueda sufrir una crisis asmática es necesario que el menor siga unas adecuadas medidas, que pueden incluir, en función del caso, el seguimiento de un tratamiento preventivo. El objetivo de estas terapias es eliminar o reducir al máximo la intensidad y frecuencia de los síntomas para poder llevar una vida normal en todos los ámbitos y recuperar o conseguir una capacidad pulmonar acorde a la edad del menor, entre otros.

Este tipo de terapias preventivas es frecuente en aquellos niños y niñas que sufren síntomas de asma de manera continuada o cuyos cuadros sintomáticos pueden resultar muy graves. En concreto, en la mayoría de los casos el tratamiento pautado por el pediatra se basa en corticoides inhalados que minimizan la gravedad, intensidad y frecuencia de los episodios asmáticos.

Gracias a este tipo de terapias, los menores podrán realizar su vida con total normalidad lo que le beneficiará en su calidad de vida al poder relacionarse con normalidad con otros niños y niñas a la hora de jugar, hacer deporte e incluso mejora su descanso al dormir. Además, al reducir las crisis, se reducen de forma notable las visitas a urgencias pediátricas y los días de absentismo escolar.

El pediatra indicará la terapia más efectiva para tratar el asma del niño, así como su duración, frecuencia y conveniencia en función de cada caso. Así, en los casos de mala evolución o sospecha de un desencadenante alérgico tu pediatra de atención primaria valorará derivarle a las consultas externas del hospital para que te completen el estudio.

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